Escalada militar

Putin devuelve el miedo a las ciudades ucranianas con una lluvia de misiles

El presidente ruso justifica el mayor ataque sobre Ucrania en muchos meses como una respuesta al "atentado terrorista" contra el puente de Crimea

This browser does not support the video element.

Rusia vuelve a atacar Kiev por primera vez en meses. /

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La relativa normalidad recuperada por las ciudades ucranianas más alejadas del frente en los últimos meses ha quedado enterrada este lunes con una lluvia de misiles lanzados por Rusia contra las principales urbes del país. Una docena de ciudades fueron alcanzadas a primera hora de la mañana, cuando la gente se dirigía al trabajo y los escolares ponían rumbo al colegio, en el ataque de mayores dimensiones desde las primeras semanas de la invasión. Misiles de crucero y drones kamikaze atacaron infraestructuras críticas, pero también espacios civiles como un parque infantil o un concurrido puente en la capital. El presidente ruso, Vladímir Putin, justificó después los bombardeos como un acto de represalia contra la reciente voladura de un tramo del estratégico puente que une Rusia con la anexionada península de Crimea.

Los ataques dejaron al menos 11 muertos y 87 heridos, según la policía ucraniana, muchos de ellos en Kiev, que no sufría bombardeos desde el mes de junio, por entonces, contra zonas residenciales. Esta vez, sin embargo, cayeron en el centro de la capital. "La gente está muy asustada y muy desconcertada porque no han atacado lugares estratégicos sino zonas aleatorias del centro, como un parque o el barrio universitario donde está el Ministerio de Educación", decía a este diario Kateryna Hora, una productora de márketing de 22 años. Uno de los siete misiles cayó a apenas 200 metros de su casa. Muchos viandantes se escondieron en los túneles del metro o en los sótanos de los comercios. "Las calles vuelven a estar vacías. Han devuelto el miedo a la ciudad. De repente, es como si hubiéramos regresado al 24 de febrero", añade refiriéndose a la fecha del inicio de la invasión rusa. 

Las salvas de fuego aéreo recorrieron toda la geografía ucraniana. Desde Járkov, en el noreste, hasta Lviv e Ivano-Frankivsk en el oeste, Dnipro, en el centro, o Mykolaiv y Zaporiyia en el sur. Y algunos de ellos, lanzados desde el mar Negro, cruzaron el espacio aéreo de Moldavia, según denunciaron sus autoridades. Los misiles se cebaron con particular dureza contra las infraestructuras esenciales del país, desde subestaciones eléctricas a torres de comunicaciones, en un intento aparente de helar todavía más el horizonte invernal que afronta el país. En varias regiones se registraron apagones, cayó el servicio de internet y se secó el agua caliente. 

Horas después, el Ministerio de Energía ucraniano anunció que dejará de exportar electricidad a la Unión Europea hasta que pueda estabilizar sus redes. "Quieren sembrar el pánico y el caos, destruyendo nuestro sistema energético", afirmó en su canal de Telegram el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. "Hoy el mundo entero ha vuelto a ver la verdadera cara del Estado terrorista que está matando a nuestra gente", añadió. 

Voladura del puente de Kerch

La escalada militar rusa llega en pleno retroceso de las fuerzas del Kremlin en el campo de batalla. Desde principios de septiembre han perdido cerca de 6.000 kilómetros cuadrados, según varias fuentes, a lo que habría que unir la humillación que sufrió Putin el día después de su 70 cumpleaños, cuando un camión-bomba destruyó un tramo del puente de Kerch que une Crimea con Rusia, una infraestructura esencial para el abastecimiento de las tropas rusas en las zonas ocupadas del sur de Ucrania.

Presionado cada vez más por sus propagandistas y el ala dura del poder ruso para que incremente la crudeza de su correctivo tras las derrotas en el frente, el Kremlin ha culpado a Kiev del "atentado terrorista" contra el puente, un episodio que no ha sido reivindicado por el Gobierno ucraniano a pesar del regocijo con el que fue celebrado. Putin ha dicho este lunes que "semejante crimen" no podía quedar sin castigo. "Si continúan los intentos de llevar a cabo ataques terroristas en nuestro territorio, la respuesta rusa será severa y a la altura de las amenazas que enfrentamos. Nadie debería dudarlo", añadió el autócrata ruso. 

Señal de debilidad

En las calles ucranianas algunos ven los bombardeos masivos de este lunes –al menos 75 misiles, de los cuales 41 habrían sido interceptados, según el ministerio de Defensa ucraniano— como un signo de debilidad de Putin. "Como no puede con nosotros en el campo de batalla, nos ataca desde el aire. Es su particular venganza por el sabotaje del puente", decía Babich Oleksandr en Odesa, un historiador y expolicía que dedica ahora todo su tiempo a trabajar para el Ejército ucraniano como voluntario en la retaguardia. "No es más que una pataleta de rabia que no muestra más que debilidad". 

La ciudad portuaria de Odesa, una de las perlas vacacionales del mar Negro, fue también atacada durante la jornada, pero los tres misiles y cinco drones kamikaze lanzados sobre sus cielos fueron interceptados por las defensas antiaéreas, según las autoridades locales. Tras varias horas de incertidumbre, la ciudad recuperó el pulso. Restaurantes y cafés seguían abiertos pese a la recomendación general de Zelenski para pasar el día de puertas adentro. Eso sí, hasta el próximo día 14 se han suspendido las clases presenciales en los colegios ucranianos, una medida de precaución ante el recrudecimiento de la ofensiva rusa. 

"Putin está tratando de devolvernos el miedo con su política del terror, quizás con la intención de que presionemos al Gobierno para que se siente a negociar y así ganar un poco de tiempo", decía el abogado Mykhailo Gorbatov en las calles de Odesa. "Su problema es que, cuanto más nos aterroriza, más dispuesta está la gente a luchar".

Pulsa para ver más contenido para ti

Lo que parece claro es que la guerra está lejos de remitir a corto plazo, por más que China e India pidieran una desescalada tras el alud de misiles de este lunes. Bielorrusia, uno de los aliados más estrechos del Kremlin, anunció que las tropas rusas volverán a estacionarse en masa en su país, como ya sucedió en vísperas de la invasión. Rusia utilizó entonces su territorio como trampolín para asaltar infructuosamente Kiev, aunque esta vez todo indica que no está en condiciones de hacerlo. Al menos, por el momento.

Suscríbete para seguir leyendo

¡Suscríbete y no te pierdas esta noticia!

Ayúdanos a adaptar más el contenido a ti y aprovecha las ventajas de nuestros suscriptores.

SUSCRÍBETE

Si ya estás registrado pincha aquí.

Pulsa para ver más contenido para ti