"Un mundo en peligro"

Hambre y pobreza, crisis climática y energética y guerra, retos en la gran cita anual de la ONU

Guterres ha advertido de la reapertura de la brecha norte-sur conforme se acentúa la de oriente y occidente

El secretario general de la ONU, António Guterres. / EVAN SCHNEIDER (EFE)

Tras dos años de encuentros virtuales por la pandemia, la sede de Naciones Unidas en Nueva York vuelve a acoger este año de forma presencial su gran cita anual. Es la primera desde que Rusia lanzó en febrero la invasión de Ucrania, un conflicto que ha vuelto a subrayar la necesidad de reforma del Consejo de Seguridad pero que además está intensificando problemas globales acuciantes también agravados por la crisis climática y la pandemia como el hambre y la pobreza.

A partir del martes, cuando empieza el debate de la Asamblea General, volverán los discursos, pero ante la dimensión de los retos y de los riesgos hacen falta más que palabras. Estas son algunas de las claves del mundo que aborda el cónclave.

Pobreza, hambre, crisis energética e inflación

Después de que la pandemia arrastrara a 77 millones de personas en todo el mundo a la pobreza, 71 millones se sumaron a esa lista entre marzo y junio de este año. El Programa Mundial de Alimentos tiene calculado que 323 millones de personas sufrirán "inseguridad alimentaria severa" para cuando acabe 2022, más del doble que antes de la pandemia.

La crisis alimentaria se ha visto exacerbada por la guerra en Ucrania, igual que la energética, y el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha propuesto que se eleven los impuestos a los beneficios récord que están obteniendo las compañías de combustibles fósiles por el aumento de los precios de gas y petróleo. Y las dos crisis llegan en un momento de presiones inflacionarias generalizadas que, como la creciente crisis de la vivienda, está sacudiendo con más fuerza a las comunidades y personas más pobres.

Como ha recordado el portugués, la mayoría de países en desarrollo no tienen además espacio fiscal ni acceso a recursos financieros para garantizar servicios básicos para su población. Además de alimentar el potencial de inestabilidad social, esa divergencia económica, ante la que el luso urge a acometer una gran reforma del sistema financiero, presenta el riesgo de reabrir la brecha global entre norte y sur en el preciso momento en que se está intensificando también la confrontación entre Oriente y Occidente.

Pese a que este año se ha aportado más dinero a la ONU para hacer frente a las crisis que nunca antes es insuficiente y la organización, con déficit de financiación de la ayuda humanitaria, está teniendo que acudir a su Fondo Central de Respuesta de Emergencia para hacer frente a crisis en 11 países, de Myanmar a Mali pasando por Pakistán, sacudido por las inundaciones, o Somalia, amenazada por la hambruna, que también se cierne sobre Yemen, Etiopía, Sudán del Sur, Nigeria o Afganistán.

Geopolítica y guerra

La guerra de Ucrania ha marcado los últimos meses de la ONU y también va a marcar la cita esta semana en Nueva York. El miércoles pasado Guterres recordaba que "sería naif" pensar que se está más cerca de un acuerdo de paz y dijo que "las opciones son mínimas en este momento", por lo que el foco se pondrá en buscar avances específicos, como expandir las exportaciones de grano y fertilizantes de Rusia y Ucrania para aliviar la crisis alimentaria en África y otros países de bajos ingresos, asegurar el trato digno a los prisioneros de guerra o garantizar la seguridad de la central nuclear de Zaporiyia.

La guerra en Ucrania (cuyo presidente, Volodímir Zelenski, intervendrá por vídeo tras superar las protestas de Rusia a que lo hiciera), no es el único punto de fricción geopolítica en una larga lista, donde destaca la continúa tensión entre Estados Unidos y China acrecentada recientemente por Taiwán. Pero el mundo está además pendiente de que se alcance un acuerdo para reactivar el pacto multilateral por el que Irán se comprometió a abandonar su programa nuclear militar y que rompió Donald Trump. Y se debe asentar también la frágil tregua en Yemen, seguir dirimiendo cómo trabajar con el Afganistán bajo control talibán o afrontar la situación en el Sahel.

Crisis climática

Guterres ha sido muy tajante en la denuncia de lo que considera "una respuesta global a la crisis climática claramente inadecuada". Poco después de volver del Pakistán devastado por las inundaciones subrayó "la traición y la injusticia en el corazón" de esa respuesta y avanzó que piensa usar el cónclave para urgir a los países más ricos a comprometerse con objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones así como a dar más ayuda a los países más pobres para adaptarse al cambio climático.

Derechos y libertades

La ONU culmina este lunes una sesión especial sobre educación con una cumbre de alto nivel, que aunque tendrá ausencias por el funeral de la reina Isabel II busca transformar y adaptar los sistemas educativos. Pero para Guterres será también fundamental que se preste atención esta semana a cuestiones como los derechos humanos, el preocupante retroceso de los derechos de mujeres y niñas o el populismo.

"La solidaridad concebida en la Carta de la ONU está siendo devorada por los ácidos del nacionalismo y el interés propio, por un desdén escandaloso por los más pobres y los más vulnerables, por políticos que juegan con los peores instintos de la gente para ganancias partidistas, por prejuicios, discriminación, desinformación y discurso de odio que enfrentan a la gente, por un sistema financiero global que penaliza a los que tienen menos y por corporaciones de combustibles fósiles que están matando el planeta para acumular beneficios", ha denunciado.