Colaborar con el enemigo es un oficio tan viejo como la guerra misma, un acto de alta traición que se paga con severas penas de cárcel y a veces con la vida. Es lo que está sucediendo en Ucrania, donde una minoría de ucranianos se han puesto al servicio de las tropas invasoras del Kremlin. Ya fuera por convicción, por oportunismo o por la violenta coacción de las fuerzas ocupantes. Esos colaboracionistas aportan coordenadas sobre las posiciones militares ucranianas, informan de sus rutinas, identifican a veteranos de guerra y miembros de las Fuerzas de Defensa Territorial o trabajan al dictado del Kremlin como altos cargos en las zonas ocupadas. Un trabajo, este último, de altísimo riesgo: tanto que algunos no vivirán para contarlo.
Guerra en el este de Europa
Ucrania intensifica la 'caza' de los colaboracionistas de Rusia en las zonas ocupadas
Más de 1.300 ucranianos están siendo investigados por cooperar con el enemigo y una veintena han sido víctimas de brutales atentados
Un niño pasa junto a un edificio destruido en la región ucraniana de Kiev. /
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