El barrio de Saltivka, en Járkov, vive cubierto de miedo y destrucción, por los impactos de los misiles que allí caen semana tras semana. Una hilera de edificios populares de varios pisos de altura con el techo descolgado. El carbonizado mercado de Barabashova. El hospital al lado de una iglesia ortodoxa rusa. Y luego casas, bares, tiendas, pequeños almacenes, colegios y centros de deportes, llevan las cicatrices de una guerra que se intensifica por las noches, cuando poquísimas luces permanecen intrépidamente encendidas, las farolas se apagan y las cortinas de las casas se cierran, en el intento de evitar cualquier destello que pueda atraer la atención. Solo pocos coches extraviados se abren entonces paso por las calles como luciérnagas que vagan por calles mortecinas.
Conflicto en el este de Europa
Seis meses de guerra en Ucrania: La vida entre escombros
El conflicto provoca ingentes daños a infraestructuras y viviendas privadas en el país eslavo, donde el invierno se anuncia durísimo para la población afectada
Los equipos de rescaten buscan entre los escombros de una escuela tras un ataque aéreo ruso en la localidad de Járkov, el pasado 7 de julio. /
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