Relaciones España-Magreb

Argelia, con la democratización pendiente, aspira a recuperar su influencia en el mundo

El aparato militar y de seguridad sigue gobernando el país de forma colegiada pese a las masivas protestas que provocaron la salida del presidente Buteflika

El Gobierno argelino, que se considera una potencia regional y un referente del movimiento contra el colonialismo, anhela una proyección global

Instalaciones de la empresa Repsol en Argelia / REPSOL

Argel, capital de Argelia y su ciudad más poblada e importante, se halla a apenas 50 minutos de vuelo de Barcelona; o lo que es lo mismo, a 521 kilómetros en línea recta, una distancia similar a la existente entre la capital catalana y Madrid. Al menos en lo que se refiere a la Comunidad Valenciana, Baleares, Región de Murcia y Catalunya, es el vecino sureño más próximo, más incluso que Marruecos. Con una historia reciente marcada por una sangrienta guerra de liberación nacional librada contra el poder colonial francés en los 50 y principios de los 60, se trata de un país con una clase política orgullosa, hipersensible a las cuestiones de soberanía y que no acepta con facilidad ser ninguneada. Gracias a su enorme extensión territorial, con 2,7 millones de kilómetros cuadrados, y a sus vastas reservas de gas y petróleo, tradicionalmente se ha considerado a sí misma como una potencia regional y un referente ideológico de movimientos como el anticolonialismo, un influyente papel que parece empeñado en recuperar en esta tercera década del siglo XXI.

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