La invasión de Ucrania

Las fuerzas rusas intentan cerrar una pequeña tenaza en el norte de Donbás

La ofensiva, una versión corregida a la baja de la anunciada ofensiva en el este de Ucrania, intenta culminar la ocupación de toda la provincia de Luhansk

Los bombardeos cortan los suministros de luz y agua en Lisichansk y obligan a los lugareños a malvivir en sótanos desde hace casi tres meses

Un hombre recoge agua de una fuente natural en un bosque de Lisichansk utilizada por los locales durante generaciones, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, después de que se cortara el suministro hídrico a causa de los bombardeos. / YASUYOSHI CHIBA (AFP)

Una enorme pintada, conminando a los defensores de Lisichansk a resistir a toda costa, da la bienvenida a los vehículos recién llegados a esta población de dimensiones medias, una de las últimas ciudades de tamaño respetable pertenecientes a la provincia de Luhansk aún en manos del Ejército de Ucrania. "Lisichansk, Kiev está con vosotros", puede leerse en un enorme muro a la entrada en la carretera de acceso desde el oeste. Una dramática consigna muy adecuada para los tiempos que se dispone a vivir la localidad: es precisamente en este rincón del este de Ucrania donde el Ejército de Rusia está concentrando estos días su maquinaria de guerra y sus esfuerzos militares, tras los fiascos experimentados en los fallidos cercos de Kiev y Járkov. Su objetivo: cerrar una pequeña tenaza que entregue al Kremlin y a sus aliados prorrusos el control total del mencionado territorio de Luhansk, una suerte de versión corregida -a la baja, una vez más- del plan inicial anunciado a finales de marzo por el Kremlin para controlar toda la región del Donbás mediante una operación militar envolvente.