En los cuarteles generales de Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la organización dependiente de la ONU que alimenta cada año a 86 millones de personas en 83 países, reina un ambiente de preocupación. La guerra de Ucrania ha sacudido hasta los cimientos las previsiones para los próximos meses, obligando incluso a reducir las raciones que distribuye "a refugiados" y "a otras poblaciones vulnerables", según se admitía en un breve informe difundido hace unas semanas. La razón es simple: Rusia y Ucrania, los dos países contendientes en la guerra de Europa del este, son dos potencias agrícolas de primer orden, origen del 25% de las exportaciones mundiales de trigo y principales abastecedores de este producto de primera necesidad en un buen número de países en Oriente Próximo y África.
Crisis Rusia-Ucrania
La guerra de Ucrania genera una grave crisis alimentaria en Oriente Próximo y África
Las disrupciones en las exportaciones de trigo rusas y ucranianas provocarán alza de los precios y pondrán en riesgo alimentario a varios países
Campos de trigo en el este de Ucrania.
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