De las muchas historias de mafiosos, hay sin duda una que será recordada en más de un libro, la de Luigi Mancuso, un capo considerado descendiente de una dinastía de criminales cuya principal virtud ha sido la de convertirse en el protagonista del mayor juicio jamás instruido contra la Ndrangheta calabresa, una multinacional del crimen cuya obsesión por el secretismo ha hecho hasta ahora difícil su desmantelamiento. Con este preámbulo no es difícil imaginar que el magistrado instructor del caso y fiscal jefe de Catanzaro, Nicolò Gratteri, festejara en estos días la primera sentencia de este megajuicio, por el fueron hallados culpables de asociación mafiosa 70 de los 91 imputados que meses atrás eligieron el procedimiento rápido desvinculándose del juicio principal. Lo que se entiende menos, por inesperado, es la escasa repercusión que la información ha tenido en la opinión pública.
Proceso contra la mafia
El silencioso cerco a la Ndrangheta
El fiscal Nicola Gratteri, instructor del mayor proceso contra la principal mafia italiana, obtiene las primeras 70 condenas, pero apenas logra repercusión
Tres agentes de policía en la sala del juicio a la Ndrangheta. /
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