Crisis sanitaria global

Manifestaciones y protestas en toda Italia por el pasaporte covid para trabajar

El puerto de Trieste, estratégico, ha amanecido con los accesos a medio gas por los trabajadores parados

Protesta en Trieste contra la implementación del pasaporte covid. / BORUT ZIVULOVIC (REUTERS)

La protesta contra la entrada en vigor este viernes del pasaporte covid para trabajar ha finalmente estallado este viernes en una guerra callejera con múltiples frentes por toda Italia. Desde el puerto de Trieste, estratégico para los intercambios comerciales de Asia hacia el norte de Europa, al puerto de Génova, pasando por la industria automovilístia y metalúrgica, decenas de miles de trabajadores -un grupo minoritario pero muy activo- han decidido este viernes no acudir a sus puestos de trabajo y han protagonizado diversas manifestaciones, en enfrentamiento directo con el Gobierno de Mario Draghi, impulsor de la cuestionada medida.

La jornada ha empezado precisamente con una gran manifestación en el puerto de Trieste, donde, en el momento de mayor afluencia, alrededor de 5.000 de trabajadores -algunos portuarios, otros de otros sectores- se han congregado en los puntos de entrada al recinto portuario. De nada ha servido que se abriese en un puesto para hacerse gratuitamente las pruebas de covid, una de las posibles alternativas -junto con estar vacunado o haber pasado la enfermedad- para conseguir el certificado sanitario. Los manifestantes no han cerrado el acceso al puerto, pero varios camioneros han dado igualmente marcha atrás al desanimarse ante la multitud, según ha informado la prensa local.

"No sabemos qué pasará, si la huelga se mantendrá de forma indefinida o no", ha explicado a EL PERIÓDICO Paolo Peretti, sindicalista de CGIL en Trieste, al reconocer que, a pesar de que su sindicato no se adhirió a la protesta, algunos de sus afiliados "simpatizan" con la misma. "Es posible que haya dificultades para el transporte de productos que proceden de China y Turquía, y van hacia el norte, y al revés", ha añadido.

De brazos cruzados

Igualmente en Génova y Ancona, donde algunos centenares de trabajadores han bloqueado algunas de las áreas de ambos puertos y ha habido algunos momentos de tensión por la ralentización de las actividades ("¡Vacunaros!", gritó un camionero en Ancona dirigiéndose a los manifestantes). En Vittorio Véneto, en Véneto (noreste), han cruzado los brazos algunas decenas de empleados de la industria metalúrgica. En Rivalta, cerca de Turín, un grupo de trabajadores de una planta de la multinacional Fiat también han hecho lo propio. Y el sindicato interprofesional FISI ha confirmado una huelga masiva hasta el 20 de octubre. "Será la huelga más importante desde 1945", ha dicho eufórico Rolando Scotillo, el secretario general de este colectivo, al clamar en contra del "nazi-pasaporte".

También se han sumado a las protestas manifestantes que han marchado por las calles o han hecho sentadas en Catania, Trento, Nápoles, Bolonia, Livorno y Roma. En esta ciudad, sin embargo, el intento de algunos de bloquear por la mañana el tráfico de una importante arteria urbana terminó con la intervención de la policía, que disolvió la protesta, aunque otra se llevó a cabo por la tarde en el Circo Máximo de Roma. En Milán algunos amenazaron con una huelga de hambre. Por el contrario, en Bari y Gioia Tauro, donde también hay importantes puertos, no se registraron particulares incidencias, y también hubo ciudadanos que abuchearon -entre ellos, una abuela de Udine- a los manifestantes.

El denominador común de las protestas es el rechazo frontal al pasaporte covid para trabajar, la medida más restrictiva impuesta en Europa, pero que goza de la aprobación de la mayoría de los italianos, según los sondeos. De ahí tal vez que el Gobierno de Draghi haya decidido -por ahora- no hacer concesiones a los detractores, y ha insistido en que su objetivo es completar la campaña de vacunación en Italia, donde ya el 80% de la población mayor de 12 años ha completado la pauta. Una estrategia, la de Draghi, por ahora exitosa ya que, a pesar de las múltiples protestas, no hubo graves interrupciones a la cadena de logística italiana, como se temía.