El mercado de Mazar-e-Sharif, en la frontera entre Uzbekistán y Afganistán, es un trasiego continuo de personas, carretillas y triciclos. Podría parecer que la economía afgana funciona, pero es solo un espejismo. Si se observa más detenidamente, no hay apenas clientes y sólo de vez en cuando aparece uno para cambiar dinero.
Gobierno talibán
Afganistán se ahoga en la pobreza
La frustración de la población, que padece escasez de alimentos, aumenta con la disminución del dinero en efectivo
Unos niños afganos comen panochas crudas en un improvisado ampo de de refugiados en Mazar-e-Sharif. /
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