A Ana Lilia Jiménez le regresó la vida por unos segundos cuando vio al pequeño Yael. El muñeco no pasa del metro y medio de estatura. Tiene un piercing en la ceja derecha, camiseta blanca a rayas, vaqueros bajos -así es como los usa- y una gorra blanca, su favorita. Es la manera en la que su madre, de 48 años, ha querido estampar su imagen para siempre. Sus nietos se refieren a la figurita como el "tío Yael". La última vez que Lili, como la llaman sus amigos, vio a su hijo fue el 1 de septiembre de 2012. La herida sigue abierta. Eso se nota cada vez que sus ojos se humedecen al hablar de él y de la agotadora búsqueda que ha emprendido desde entonces, con la intransigencia de las autoridades y las amenazas del crimen organizado. Pero el muñeco es gasolina. Le recuerda, de una forma tangible, que bien vale la pena la lucha: "Nuevamente ahora me tocó gritar consignas, pero ahora abrazando a Yael".
Lacra social
Muñecos sanadores para recordar a los desaparecidos en México
Una artesana de Veracruz viste las figuras con ropa de los ausentes para dar fuerza a las familias en la búsqueda de sus seres queridos
En el país azteca hay más de 85.000 personas en paradero desconocido
La artesana textil Araceli Ledezma cose el muñeco de un hombre desaparecido en su taller en la ciudad de Orizaba (Veracruz), el pasado domingo. /
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