Polvorín en Asia central

Rusia ve algunos riesgos y muchas oportunidades en el regreso al poder de los talibanes

El presidente ruso, Vladímir Putin, en su despacho. / ALEXEY NIKOLSKY (AFP)

Un día después de la salida del país del presidente afghano Ashraf Ghani y de las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul, el embajador ruso en Afganistán, Dmitri Zhirnov, anunció que será el primero en reunirse con los talibanes. A pesar de que en Rusia los talibanes siguen siendo oficialmente considerados "grupo terrorista", existen razones para pensar que Moscú y las nuevas autoridades en Kabul encontrarán margen para el entendimiento. En primer lugar, Rusia ya ha establecido contacto con los talibanes para discutir cuestiones de seguridad en Asia central. A principios de julio, un grupo de talibanes se acercó a Moscú para acercar posturas ante el nerviosismo que provocaban en el Kremlin las victorias militares de los talibanes en Afganistán. En segundo lugar, ante la salida del país del jefe del Estado, Moscú acusó a Ghani de intentar huir del país con cuatro coches y un helicóptero lleno de dinero. Esta acusación, aún por contrastar, en tanto que proviene de una potencia global contribuye enormemente a legitimar la toma de poder talibán.