China y Rusia realizan maniobras militares con la mirada puesta en Afganistán

  • Moscú y Pekín califican de "irresponsable" la retirada estadounidense y celebran ejercicios militares para mejorar "las capacidades antiterroristas" de ambos países

  • Los talibanes se hacen con el control de Kunduz y estrechan el cerco sobre Mazar-i-Sharif, dos importantes localidades del norte del país próximas a la frontera con la exURSS

Una patrulla de las tropas gubernamentales afganas.  / SAIFURAHMAN SAFI / XINHUA

Con la mirada puesta en Afganistán, donde la insurgencia talibán avanza sin freno aparente, unidades militares de Rusia y China han iniciado esta semana maniobras militares conjuntas en una región del norte de China que ambos países calificaron como "antiterroristas". Tanto Moscú como Pekín han criticado con gran virulencia la retirada de las tropas estadounidenses del país asiático, un movimiento que ambas potencias califican de "irresponsable".

Los ejercicios comenzaron el lunes y se prolongarán hasta el viernes en la región septentrional de Ningxia. De la parte china han participado cazas J-20, bombarderos H-6K y aviones de transporte militar Y-20, entre otros. También estarán presentes los misiles de defensa HQ-17, presentados en público por vez primera en octubre de 2019 y capaces de derribar "todo tipo de amenazas aéreas". Se trata de las primeras maniobras conjuntas que alberga el país asiático desde el comienzo de la pandemia de covid-19 y su objetivo, según el comunicado emitido por la parte china, es "ampliar los esfuerzos antiterroristas en los dos países". China y Afganistán comparten una frontera de varias decenas de kilómetros de longitud colindante con la problemática provincia china de Xinjiang, de mayoría uigur y confesión musulmana.

Lo cierto es que tanto Rusia como China se han mostrado especialmente críticos con la retirada estadounidense. Expertos militares chinos han calificado el repliegue militar norteamericano de movimiento "irresponsable", una decisión que se ha convertido en "una carga" para los países vecinos de Asia Central. Pekín, además, corteja sin disimulo al movimiento talibán, y altos funcionarios chinos han llegado a mantener reuniones en la capital china con representantes de la insurgencia afgana, lo que da a entender que el gigante asiático considera al repliegue estadounidense como una oportunidad para ampliar su influencia en el continente asiático.

Sobre el terreno, las fuerzas gubernamentales afganas no cesan de ceder terreno, aunque por el momento evitan lanzarse al asalto de los grandes centros urbanos. Los insurgentes están estrechando el cerco sobre Mazar-i-Sharif, la cuarta ciudad más importante del país según su población, con algo más de medio millón de habitantes. Según las informaciones sobre el terreno, la población, tradicionalmente hostil a los denominados estudiantes del Corán, huía en masa hacia los países colindantes, en particular hacia la república centroasiática de Uzbekistán. En el caso de que la localidad acabara cayendo en manos de los insurgentes, el Gobierno de Kabul habría perdido el control sobre toda la región norteña, fronteriza con las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. La pérdida de Kunduz, capital de la provincia homónima, habitada mayoritariamente por población tayika, ha constituido un duro golpe para la credibilidad del Ejecutivo presidido por Asraf Ghani Ahmadzai.

Durante la presente ofensiva, los talibanes han tomado el control de seis de las 34 capitales de provincia del país. Pese a la ofensiva militar, ambos bandos mantienen las negociaciones abiertas, y este martes estaba previsto el inicio de una nueva ronda negociadora en Doha, capital de Qatar. Ned Price, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, ha venido advirtiendo de forma reiterada a los dirigentes talibanes de que detengan la ofensiva y den paso a la negociación, so pena de que se repita un escenario similar a lo sucedido durante la primera década del presente siglo, cuando lograron hacerse con el control de casi todo el país pero se convirtieron en un estado paria no reconocido por ningún Gobierno del mundo.