Lo han llamado el ‘efecto Draghi’ sobre Italia y, según muchos, no se ha evaporado seis meses después. Ese es el tiempo transcurrido desde que Mario Draghi se convirtiera en jefe del Gobierno italiano, un plazo que el político alcanza con ciertas dudas entre los ciudadanos por algunas de sus decisiones, pero también con logros indiscutibles que han apaciguado los ánimos del país. Dos son los principales, intangibles pero esenciales: la neutralización de las dinámicas más tóxicas de balcanizada política del país, y, sobre todo, la instauración de un clima de optimismo para la economía impensable en otros años.
Recuperación en curso
El 'efecto Draghi' propulsa a Italia
El repunte de la economía y las reformas políticas relanzan la confianza tras el batacazo de la pandemia
El primer ministro italiano, Mario Draghi, acude a recibir al presidente argentino Alberto Fernández el pasado mes de mayo en Roma. /
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