De repente, el barrio se queda a oscuras. Todos los hogares se sumergen en la negrura. En las calles, las pocas luces que había encendidas se funden. Los vecinos abren los balcones. Como cada noche, el caluroso verano libanés aprieta y la falta de combustible lo hace insufrible. No es un apagón puntual. Es la vida en el Líbano. Hay días en los que no hay electricidad durante 22 horas. Los generadores privados que la suplen deben apagarse durante horas para ahorrar diésel. Sin gasolina, el frágil país se sume en la oscuridad.
País al límite
El Líbano se queda sin gasolina y sin vida
La falta de combustible y electricidad dificulta la vida de los libaneses que sufren la humillación de esperar durante horas para llenar sus depósitos
Más del 50% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza y un 77% no tiene suficiente comida ni dinero para comprarla, según Unicef
Una anciana participa en una marcha para conmemorar el Día Internacional de la Mujer en Beirut, Líbano. /
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