Cita con las urnas

Los independentistas escoceses buscan en las urnas el apoyo para un segundo referéndum

  • El Partido Nacional Escocés se encamina hacia una gran victoria, que Nicola Sturgeon presenta como un plebiscito para una nueva consulta

  • La ministra principal retará a Johnson en los tribunales si el 'premier' británico se niega a autorizar la votación

 

Nicola Sturgeon se hace una foto con una familia en campaña electoral. / AFP

A nadie le pilla desprevenido. El voto este jueves en Escocia tendrá serias consecuencias en todo el Reino Unido. Lo que está en juego es mucho más que la elección de los 129 escaños del Parlamento escocés en Edimburgo. La gran victoria de las fuerzas independentistas a la que apuntan los sondeos hará mucho más difícil que el primer ministro británico, Boris Johnson, se siga negando a la celebración de un segundo referéndum. Nicola Sturgeon sostiene que Johnson carecería de toda "justificación democrática, electoral o moral para oponerse". La crisis de la pandemia obligará a retrasar la consulta, pero su celebración a finales de 2023 será inapelable, según la ministra principal, dispuesta a llevar la disputa con el Gobierno central a los tribunales, validando el impulso que espera en las urnas. "Si Boris Johnson quiere detenerlo (el referéndum), tendrá que tomar medidas legales", ha declarado a la cadena Sky News. "Los tribunales tendrán que decidir".

El referéndum ha monopolizado la campaña escocesa. En el último debate entre los principales candidatos, Sturgeon rechazó la acusación del líder conservador escocés, Douglas Ross, de que estuviera dispuesta a celebrar una consulta "ilegal", saltándose la autorización del Parlamento de Westminster. "Eso no es verdad, es una difamación", respondió la jefa del Partido Nacional Escocés (SNP). "Lo que he dicho siempre, ganándome a veces críticas desde la gente que está de nuestro mismo lado, es que no voy a aceptar un referéndum ilegal, principalmente porque eso no traería la independencia". Si la negativa del primer ministro británico persiste, su plan es tratar de celebrar el referéndum con legislación aprobada en el Parlamento escocés y sometida después su legalidad a la decisión de los jueces, que acataría. Una brecha constitucional que amenaza a la unidad del Reino Unido y al propio Johnson.

Las encuestas dan al SNP una gran victoria y con ello se asegurarían un cuarto mandato consecutivo en el parlamento del Holyrood. La única duda es si alcanzará la mayoría absoluta. Sus votos, sumados a los de los Verdes, en favor también de la separación y a los escaños que pueda arañar Alba, la nueva formación del veterano Alex Salmond, otorgarían a las fuerzas en favor de la independencia el 60% de los escaños en la autonomía, según la firma de sondeos Panelbase.

La presión de Salmond

De acuerdo con el sistema electoral hibrido en Escocia, los electores votan dos veces. Una papeleta es para el candidato en cada circunscripción y una segunda para el partido más votado, en una lista regional de la que salen 56 diputados en total. Es en esa segunda en la que Salmond pone sus esperanzas de retornar a la política, tras su proceso por abusos sexuales, del que fue declarado inocente y le transformó de mentor de Sturgeon en su enemigo.

Salmond va en busca de una "supermayoría" independentista y quiere acelerar la consulta, metiendo así presión a Sturgeon, con el riesgo de dividir el movimiento nacionalista. La ministra principal le acusa de "jugar con el porvenir del país". Si Alba gana escaños, pretende iniciar las negociaciones para la independencia inmediatamente. Sturgeon predica la cautela y quiere dar prioridad en estos momentos a la recuperación de la crisis provocada por la pandemia. Tras el empujón en los sondeos que el rechazo de los escoceses al Brexit dio a la propuesta de escisión en una segunda consulta, el covid ha rebajado ese impulso. Sus partidarios están ahora empatados con los que desean permanecer en la unión.