Todo se ha cumplido según lo esperado: el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha sido elegido este lunes primer secretario del Comité Central del Partido Comunista Cubano (PCC). El VIII Congreso del partido de Gobierno y Estado ha concluido sin sorpresas. Las pequeñas y mínimas dudas sobre la sucesión de Raúl Castro se disiparon desde el momento en que el casi nonagenario general sentó a Díaz-Canel a su lado durante las deliberaciones que habían comenzado el pasado viernes.
El propio Raúl, para darle un barniz de formalidad a la cita partidaria, dio a conocer el nombre de su heredero, así como el de los 14 integrantes del Buró Político donde el secretario saliente deja otra huella inocultable: el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, jefe del Grupo de Administración Empresarial, SA (Gaesa), como se conoce al conglomerado empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), se ha metido en el corazón del PCC. Gaesa tiene ramificaciones que van desde el sector hotelero hasta las tiendas minoristas de ventas de productos en dólares. A su vez ejerce una fuerte influencia en aduanas y puertos.
"Lo más revolucionario dentro de la Revolución es defender siempre el Partido, de la misma forma que el Partido debe ser el mayor defensor de la Revolución", dijo el flamante secretario general. A su vez, dio señales de apegarse al legado del hombre que decidió soltar formalmente y por completo las amarras del poder. Díaz Canel subrayó que consultará con Castro todas las decisiones "estratégicas" que pueda tomar en adelante.
La marcha de la economía dominó las deliberaciones. Cuba enfrenta una seria crisis que se ha agravado con la pandemia y las sanciones de la administración Trump. El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, llamó el domingo a "consolidar el papel de la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción" así como "reconocer y diversificar las diferentes formas de propiedad y gestión adecuadamente interrelacionadas".
Políticas macroeconómicas
A su vez consideró necesario "regular y lograr un adecuado funcionamiento del mercado, de modo que las medidas administrativas centralizadas, en interacción con las políticas macroeconómicas y otras, induzcan a los actores económicos a adoptar decisiones de acuerdo con los intereses de toda la sociedad".
Al tomar la palabra, el pasado viernes, Raúl Castro hizo no obstante una clara advertencia política a los hombres y mujeres que tomarán el relevo a la generación que tomó el poder en 1959: la frontera de las reformas económicas y políticas se terminan donde se levanta el muro de la propiedad estatal y el partido único.