Cambios en Oriente Próximo

Israel y Palestina coinciden en recelos y expectativas hacia la administración Biden

  • El retorno al pacto nuclear con Irán y la revisión de las sanciones a la Corte Penal Internacional hacen temblar a Netanyahu, acostumbrado a los guiños de Trump

  • Tras la ruptura de relaciones en el 2017, Abbás convoca elecciones palestinas por primera vez en 15 años buscando el acercamiento con Estados Unidos

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una rueda de prensa.  / ABIR SULTAN (EFE)

El relevo en la Casa Blanca se vive con enormes expectativas entre el mar Mediterráneo y el río Jordán. Tras perder a su mejor aliado en décadas, Israel exige a Joe Biden el mínimo retroceso en los transgresores gestos que hizo Trump para proteger al Estado judío en casa y en el exterior. A la vez, desde los Territorios Palestinos, Mahmud Abbás ha convocado elecciones a modo de guiño para el nuevo presidente. Los escenarios de recelo son varios: la Corte Penal Internacional, Irán y Gaza. Mucho se espera de Biden a ambos lados de la Línea Verde.

Biden tardó casi un mes en llamar al primer ministro israelí. Pero Binyamin Netanyahu trata de quitarle hierro al asunto. "Somos amigos, amigos cercanos incluso", decía el pasado 17 de febrero tras su primera conversación. Aún así, el líder judío no ha tardado en plantarle cara a su colega "de hace más de 40 años". El anuncio de revisar las sanciones impuestas a la Corte Penal Internacional (CPI) o de retomar el pacto nuclear con Irán han hecho temblar a un Israel acostumbrado a las buenas caras de Trump.

"Hay un régimen cuyo objetivo principal es destruirnos", ha recordado en referencia al país persa, "haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que logre armas nucleares". También Netanyahu ha exigido a Biden que mantenga las sanciones a la CPI. A principios de mes, el tribunal se declaró competente para investigar crímenes de guerra cometidos por Israel o Hamas en los territorios palestinos. Fiel a su amistad con el Estado judío, Trump castigó a la corte bajo el pretexto de su intención de escrutar las acciones estadounidenses en Afganistán.

Tormentosa historia

Convencido defensor de la solución de dos estados, los palestinos miran con buenos ojos a Biden. El traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén forzó a las autoridades palestinas a romper relaciones con la Administración Trump. El republicano cerró la oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Washington DC y retiró las ayudas a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Después de esta tormentosa historia –que el nuevo presidente se ha comprometido a enmendar–, cualquier cambio es bueno para los palestinos. Por ello, el presidente palestino le ha hecho un regalo a Biden. 

La convocatoria de las primeras elecciones palestinas en 15 años busca ser un lavado de imagen. "Son un guiño para demostrarle a Biden que la Autoridad Palestina no es una autocracia, que tienen legitimidad democrática", aclara Marwa Fatafta de la red de analistas palestinos Al-Shabaka. Pero los analistas alertan de que no será suficiente con la visita a las urnas. Además, la tibia respuesta de la Administración Biden a la convocatoria de comicios sentó como un jarro de agua fría a Abbás. 

Una previsible victoria de Hamás en las elecciones traería problemas a la mesa de negociaciones con los israelís, estancada desde 2014. Los expertos consideran que un nuevo gobierno integrado por la facción islamista, en la lista negra del mediador Estados Unidos, podría frustrar el restablecimiento de relaciones con la Autoridad Palestina, gobernada por el moderado Fatah. Ante la incógnita sobre si los comicios legislativos del próximo 22 de mayo se celebrarán, Washington se mantiene prudente. Mientras, palestinos e israelís esperan con ilusión su siguiente paso.