Un año del confinamiento chino

Wuhan: la ciudad estigmatizada por el virus

Para el mundo, los wuhaneses son los padres del coronavirus, pero para China se han convertido en los salvadores por blindar al resto con su sacrificado confinamiento de 76 días

Un voluntario comprueba el código de móvil relativo al coronavirus a un vecino de Wuhan. / Roman Pilipey / Efe

La contaminación que solidificaba el aire y su fealdad aconsejaban la huida acelerada de Wuhan quince años atrás. Era otra de esas ciudades chinas agigantadas durante el desarrollismo de tres décadas, anodinas e impersonales, con aroma suburbial y melancolía postsoviética. Cuesta reconocer hoy a aquella Wuhan que, como otras ciudades chinas, se ha lavado la cara a conciencia. Wuhan es hoy una ciudad de postal: sus distritos financieros salpicados de rascacielos iluminados de noche, las riberas del Yantsé rivalizando en esplendor, las zonas verdes que esponjan una ciudad donde mandaba el cemento, la icónica Pagoda de la Grulla Amarilla… Lamentaban los wuhaneses el anonimato de su ciudad, tercamente ignorada en los circuitos turísticos por China, cuando el coronavirus la colocó en el mapa, y hoy muchos echan de menos aquel anonimato. Es improbable que haya otra ciudad del mundo más citada en el último año.