Digan lo que digan, no discuto más, la mejor hallaca la hace mi mamá. La canción del grupo vocal Serenata Guayanesa, popularizada en los años ochenta por Raquel Castaños, suena estos días para muchos venezolanos como la melodía de una imposibilidad. Es que ese plato tradicional navideño, la masa de harina de maíz que se sazona con caldo de gallina y rellena con carne de res, cerdo o pollo, se combina además con aceitunas, ají dulce, pasas de uvas pimentón y cebolla, para luego envolverse todo en hojas de plátano y hervirse, faltará en muchos hogares a pesar de aquello mismo que anunciaba la canción: Preparen la mesa, vamos a cenar, preparen la mesa mi negro, vamos a cenar/con panes y hallacas y ron pa' tomar.
Crisis económica
Mesa de Navidad sin hallaca en Venezuela
El tradicional plato tiene un coste de 30 dólares en un país donde el salario mínimo y los beneficios alimentarios alcanzan un 10% de esa suma
Plato de hallaca. /
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