La presidencia de Donald Trump alcanzó uno de sus momentos más bajos en agosto del 2017. Cientos de neonazis acababan de marchar con antorchas por las calles de Charlottesville (Virginia), liándose a puñetazos contra los manifestantes que acudieron a repudiarles y matando a una mujer al estampar un vehículo contra una multitud pacífica. Lejos de condenar aquellas imágenes que horrorizaron al país, Trump trató de establecer equidistancias. "Había gente estupenda en ambos bandos", dijo el republicano. Para Joe Biden fue la gota que colmó el vaso, el momento en que las dudas sobre su candidatura se disiparon, según ha contado alguna vez. "En ese momento supe que la amenaza contra nuestra nación no podía compararse con nada que hubiera visto en mi vida", afirmó el año pasado al lanzar su campaña.
Biden, el político de la vieja guardia para salvar EEUU
Pese a los esfuerzos de Trump para describirle como un extremista, es cualquier cosa menos un radical
Joe Biden en un acto de campaña este lunes. /
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