Cada día la furgoneta de Chadi recorre varias veces la carretera que conecta Beirut con Trípoli. Por 5.000 libras -unos 60 céntimos de euro- transporta a viajeros de la capital del Líbano a la segunda ciudad del país. "Esto no es vida: si no trabajo hoy, mañana no como", lamenta el tripolitano, padre de dos niñas. En apenas tres semanas, han salido del puerto de Trípoli 11 barcazas con 348 personas con destino a Chipre, según las autoridades del país europeo. "Todos queremos irnos de aquí, en Europa sí que hay vida", afirma Chadi. El Líbano observa cómo sus ciudadanos parten junto a los refugiados sirios en los "barcos de la muerte". Nunca en tiempos de paz el mar que baña las costas libanesas había sido testigo de tantas despedidas.
MIGRACIONES EN EL MEDITERRÁNEO
Las barcazas de la muerte del Líbano
Ahogados por la crisis económica, muchos libaneses se embarcan a cruzar el mar para poder emigrar a Chipre
"Nuestro propio país nos expulsa, no tenemos nada que perder", reconoce Mohammad Lowweh
Afaf Adulhamid llora por su hijo Mohammed, desaparecido en el mar cuando intentaba llegar a Chipre en un bote, el pasado 17 de septiembre en Trípoli. /
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