CARRERA A LA CASA BLANCA

Trump tensiona el futuro de los debates con Biden

Se niega a aceptar el formato virtual elegido por seguridad y trata de cambiar el calendario

El presidente promociona por segundo día consecutivo como una "cura" un tratamiento experimental

Donald Trump y Joe Biden, durante el primer debate electoral. / AFP

Se podría pensar que a Donald Trump, un presidente de Estados Unidos que va por detrás de Joe Biden en las encuestas de las elecciones del 3 de noviembre en las que busca la reelección y al que contagiarse de covid-19 ha alejado desde el pasado viernes de los actos de campaña, le interesa cualquier oportunidad de presentar su caso ante decenas de millones de estadounidenses. Pero la agenda y estrategia electoral y mediática de quien fuera estrella de la televisión realidad se mueven por sus propias reglas. Este jueves, después de que la comisión independiente que organiza los debates presidenciales anunciara que “para proteger la salud y seguridad de todos” había decidido que Trump y Biden participaran de forma remota en su segundo cara a cara el día 15 en Miami, que debía tener la forma de 'town hall' --un formato que incluye preguntas de ciudadanos--, el republicano descartó participar. “No voy a malgastar mi tiempo en un debate virtual”, sentenció en FoxBusiness. 

La declaración puso en marcha otra jornada de caos y disparó la incertidumbre sobre si se producirán los dos careos que quedaban organizados o cómo, cuándo y en qué forma. Las dos campañas fueron haciendo públicas sus reclamaciones a golpe de comunicados. Y otra vez el proceso, que tradicionalmente ha fluido, está sacudido.

Guerra de propuestas

Primero el jefe de campaña de Trump, que se cuenta entre las cerca de dos decenas de personas de la órbita presidencial contagiadas de covid-19, anunció que en lugar de participar en el debate virtual organizarán un mitin para el próximo jueves. Y de nuevo saltaron alarmas. El presidente está convencido de que no es “contagioso en absoluto”, según dijo en Fox, pero aún está en tratamiento y no puede adelantar cuándo dejará de representar un riesgo para otros. Los cálculos según los tiempos habituales de la enfermedad, además, se dificultan por la negativa constante de la Casa Blanca a informar de cuándo dio su último negativo.

Al mensaje de la campaña del republicano le siguió otro de la de Biden en la que se anunció que el demócrata buscará una forma de hacer un encuentro con ciudadanos el día 15 y se urgió a la comisión a trasladar el debate town hall al día 22, cuando estaba previsto el tercer careo con formato tradicional. Entonces llegó otra propuesta de la campaña de Trump, tomando la sugerencia de Biden pero urgiendo también a que el que habría sido el tercer debate se pase al día 29, solo cinco días antes de la cita con las urnas. La respuesta de los demócratas fue un rechazo tajante. "El comportamiento errático de Trump no le permite reescribir el calendario ni escoger fechas", escribió la campaña de Biden.

Un día más el presidente no solo fomentaba el caos sino que marcaba la pauta informativa y trataba de establecer la agenda. Robaba además la atención al debate de vicepresidentes de la víspera, no solo minando cualquier punto positivo que hubiera podido apuntar para los conservadores Mike Pence sino con otro de sus incendiarios exabruptos teñidos de racismo. Al hablar de Kamala Harris, la primera mujer negra en un 'ticket' presidencial de uno de los dos grandes partidos, Trump usó dos veces la palabra “monstruo”.

Falsa promoción de una "cura"

Ya incluso antes del debate Trump también había lanzado otra bomba que acapararía titulares. En un vídeo grabado el martes y colgado en Twitter tres horas antes del careo entre Pence y Harris definió como “una bendición de Dios” haber contraído una enfermedad que ha matado a 211.000 estadounidenses y contagiado a 7,5 millones.

Trump también puso la falsa etiqueta de “cura” a uno de los tratamientos experimentales que recibió en el hospital Walter Reed. Y ha vuelto a hacerlo en otro vídeo este jueves, dirigido específicamente a la población mayor. Concretamente habla del cóctel de anticuerpos desarrollado por Regeneron, una terapia que está todavía en fase de ensayos clínicos y no ha sido aprobada por las autoridades de su país pero que prometió poner a disposición de todos los estadounidenses de forma gratuita.

Al estar en fase experimental actualmente se ofrece gratis pero otros tratamientos de anticuerpos monoclonales cuestan miles de dólares. El dueño de Regeneron, que recibió más de 400 millones de los fondos del gobierno de Trump para desarrollar vacunas y tratamientos, es miembro de uno de los clubs de golf del presidente.

Además, se da la circunstancia de que el tratamiento recibido por el presidente ha sido desarrollado a partir de células de tejido fetal, una práctica que el presidente ha condenado en numerosas ocasiones, según ha desvelado 'The New York Times'. De hecho, en junio del 2019 su Gobierno suspendió la financiación con fondos estatales a investigaciones científicas que utilizaban tejido fetal proveniente de abortos. "Promover la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural es una de las prioridades de la Administración Trump", destacó el comunicado emitido entonces por el Departamento de Salud estadounidense.