NÓMADAS Y VIAJANTES

La verdadera pesadilla aún no ha empezado

Trump pretende ganar las elecciones agitando el fantasma del miedo

El presidente de EEUU, Donald Trump, da su discurso de aceptación de la candidatura del Partido Republicano. / BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

No reconocer que EEUU tiene un serio problema de racismo, en especial sus distintas policías, ya es racista, además de estúpido, un tipo de ceguera que en política tiene efectos colaterales peligrosos. Las acciones, los tuits y el lenguaje de Donald Trump son racistas e incendiarios. Lo dice Elisabeth Neumann, alto cargo en el Departamento de Seguridad Interior hasta abril del 2020 y experta en prevención de amenazas y contraterrorismo. Lo es situar en el mismo nivel a los supremacistas blancos neonazis con quienes les hacen frente en la frase "ambos bandos", o exigir que los migrantes vuelvan a sus países, aplicado incluso a tres congresistas demócratas (mujeres y negras, ya es casualidad). Este tipo de afirmaciones equivalen a un permiso general para odiar. Lo explica Neumann en la web de rvat.org (Republican Voters Against Trump).