INCIDENTE MOSCÚ-MINSK

Minsk acusa a la oposición de conspirar con el Kremlin para derrocar a Lukashenko

El Gobierno de Bielorrusia sostiene que los mercenarios detenidos preparaban "disturbios en masa" en coordinación con dos líderes opositores locales arrestados

Andréi Ravkok, secretario del Consejo de Seguridad de Bielorrusia. / AP / SERGEI GRITS

La oscura detención de una treintena de mercenarios rusos en Bielorrusia acusados de intentar desestabilizar el país en las vísperas de unas elecciones presidenciales ha continuando produciendo sobresaltos mediáticos este jueves. Un portavoz del comité de investigación ha asegurado que los detenidos planeaban "disturbios masivos" conjuntamente con dos aspirantes opositores bielorrusos que habían intentado sin éxito presentar sus candidaturas en los comicios presidenciales previstos para el 9 de agosto, y que en estos momentos se hallan en la carcel.

"Actuaban juntos", ha asegurado con contundencia dicha fuente a la agencia France Presse. Se da la circunstancia de que Svetlana Tikhanovskaya es la esposa de Serguéi Tikhanovski, uno de los dos opositores encarcelados acusados ahora de coordinarse con Rusia. Había presentado su candidatura tras la detención de su marido y se había convertido en la aspirante en torno a la cual han unido sus fuerzas todas las filas opositoras. Que su esposo sea ahora señalado por los investigadores como el participante en un supuesto complot contra el país podría acarrear consecuencias desagradables para sus pretensiones de participar finalmente en las elecciones presidenciales dentro de unos días.   

"Estoy muy preocupada; no entiendo en qué dirección sopla el viento", ha declarado Tikhanovskaya a la agencia Reuters, tras negar vehementenente cualquier participación de ella o su marido en la supuesta conspiración. "Temo que algo suceda en un mitin de campaña, en uno de los piquetes; que gente resulte herida o incluso muerta", ha continuado.    

Dos centenares de mercenarios

Según los investigadores en Minsk, los arrestados el jueves pertenecían a un grupo de dos centenares de mercenarios pertenecientes al grupo Wagner y venidos expresamente a "desestabilizar el país" en pleno periodo preelectoral. Algunos de ellos han combatido en el este de Ucrania a favor de las milicias prorrusas en contra del Gobierno de Kiev, razón por la cual son considerados en este país como delicuentes. El servicio de prensa del Servicio de Seguridad Ucraniano (SBU) ya ha anunciado que iniciará los trámites para solicitar su extradición que, de ser concedida, añadiría más tensión a las relaciones entre Moscú y Minsk.

Tras varias horas de silencio, el Kremlin ha reaccionado por fin, intentando reducir la tensión. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ha destacado que Bielorrusia y Rusia son "aliados" y que en ningun caso participaría en un complot contra sus autoridades. "No tenemos información de que hayan realizado actividades ilegales allí", ha enfatizado Peskov, antes de demandar "clarificaciones" a la parte bielorrusa. "Esperamos recibir la información que nos permita resolver el asunto", ha concluido. En un comunicado, el embajador ruso en Minsk, Dmitri Mezentsev, ha asegurado que los detenidos esperaban volar a Estambul, donde conectarían con un tercer país que no ha mencionado.  

Las relaciones Moscú-Minsk, una historia de amor y odio

Bielorrusia mantiene una alianza estratégica con Rusia, el poderoso vecino del este, a cambio de lealtad geopolítica. Moscú subsidia indirectamente la economía bielorrusa, proporcionando gas y petróleo a precios muy inferiores a los de mercado. A cambio, la pequeña exrepública soviética está integrada desde el punto de vista militar con la Federación Rusa y alineada con su política exterior.