Ante la puerta de la residencia oficial de Downing Street, un mes después de ser diagnosticado con el coronavirus, que le llevó a la UCI, Boris Johnson ha pedido al país, paciencia y persistencia en el cumplimiento de las actuales medidas de aislamiento. Johnson ha retomado sus funciones como primer ministro, en un momento en el que “se han hecho progresos”, pero al mismo tiempo, “un momento de máximo peligro”. Si lo ciudadanos bajan la guardia y rebajan las normas de confinamiento puede haber un rebrote y, “no sólo sería una nueva ola de muertes, también un desastre económico”. “No tiremos por la ventana, todo lo que hemos conseguido. Os pido que contengáis vuestra impaciencia, porque creo que nos estamos acercando al final de la primera fase en este conflicto y a pesar de todo el sufrimiento, casi lo hemos logrado”.
Presiones crecientes
Johnson se enfrenta a presiones crecientes desde distintos sectores económicos y sociales para que alivie las actuales restricciones. Lo cierto es que con 4.000 nuevos infectados contabilizados el domingo, la epidemia está aún lejos de poder darse por parcialmente controlada. Johnson ha dejado claro que aún es pronto para levantar las medidas de confinamiento. El primer ministro indicó que en los próximos días se avanzará algo de los planes que se barajan para ir dejando atrás las restricciones actuales. Los preparativos de la salida se llevan estudiando, indicó, desde hace semanas y prometió que las decisiones se tomarán “con la mayor transparencia”. Aunque se seguirá dando prioridad al consejo de los científicos, se intentará también, “tratar de conseguir el máximo consenso con los negocios, las industrias, con todas partes del Reino Unido, de todos los partidos, incluidos los partidos de la oposición tan lejos como sea posible”.