Elecciones argentinas

Alberto Fernández, el liderazgo inesperado

Reconciliado con Cristina Kirchner, de quien estaba distanciado, el exministro gobernará a partir del 10 de diciembre

El candidato a la presidencia Argentina Alberto Fernández. / JUAN MABROMATA / AFP

La historia argentina le ha reservado a Alberto Fernández un protagonismo que ni siquiera estaba entre sus anhelos inconfesables. Años de deriva política y, de repente, los planetas se alinearon de tal manera que fue colocado en el centro de la escena. Todo ocurrió ante la sorpresa de propios y extraños.

Cristina Fernández de Kirchner declinó la posibilidad de pelear la presidencia porque intuyó que si bien podía ganar las elecciones le habría costado mucho gobernar. Entonces lo eligió a él, un hombre conciliador, progresista pero no tanto, para que, tras años de desencuentros, encabezara una fórmula presidencial capaz de unificar al peronismo y derrotar en las urnas de la derecha.  Nunca quiso ese lugar. La necesidad fue mayor.  

Nació en 1959. Su padre fue juez y no dudó en seguir el camino del derecho penal y civil. La educación sentimental en la política llegó de la mano del peronismo en la transición de la dictadura a la democracia. Tuvo una breve aunque relevante experiencia periodística. Le tocó escribir sobre un hecho trascendente en los primeros años de la transición: el juicio contra los excomandantes de la dictadura (1976-83) acusados de crímenes de lesa humanidad.

El distanciamiento

Realizó luego tareas menores en el Estado. Tras el cambio de siglo, comenzó a trabajar con Néstor Kirchner, el gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz. Su ascenso a la presidencia en 2003 fue una división de aguas. Fernández ocupó la jefatura de ministros de un Gobierno que concluyó con una alta ponderación.  Dirigió la campaña electoral de Cristina en 2007. Un año más tarde, en medio del enfrentamiento con los grandes productores agropecuarios y la radicalización de la presidenta, dio un paso al lado.  "Arrojó por la borda todo lo que hizo Néstor". Su desencanto quedó plasmado en dos libros Pensado y escrito (2010) y Políticamente incorrecto (2011).

Acompañó en los comicios de 2013, 2013 y 2017 a kirchneristas disidentes. Dos años atrás, la reelección de Mauricio Macri no parecía tener escollos. El espanto frente esa posibilidad lo llevó a repensar alianzas e itinerarios. Se reencontró poco a poco con Cristina. Primero, secretamente. "La noté más reflexiva", explicó y defendió su inocencia frente al hostigamiento judicial. Se propuso contribuir a la cohesión de la fuerza mayoritaria. Su capacidad para tender puentes permitió juntar otra vez el agua con el aceite. Y así ocurrió lo inesperado. Una Fernández le cedió el protagonismo a otro Fernández.

No faltaron los suspicaces que pensaron en un ardid. Alberto, dijeron, será "su marioneta". Alberto Fernández pronto adquirió brillo propio. "Con ustedes el próximo presidente", lo ha presentado ella en los actos, y este abogado que estudio guitarra con un prócer del rock argentino, Litto Nebbia, tiene un hijo que es  drag queen y cosplay, una novia, Fabiola Yáñez, que se convertirá en la primera dama que ha ejercido el periodismo, aun no sale de su asombro. "Este es un momento único. Son los avatares de la política", ha argumentado.