ORACIÓN DEL VIERNES SANTO

El papa Francisco dedica el Via Crucis a la situación de los inmigrantes

Atribuye su estado a "los corazones blindados de los cálculos políticos"

Acto del Via Crucis del Viernes Santo, en Roma. / EFE / ALESSANDRO DI MEO

El papa Francisco presidió este viernes el rito del Via Crucis del Viernes Santo que ha dedicado a los migrantes, de los que lamentó que a menudo encuentren las puertas cerradas de los países a los que intentan llegar "por el miedo y los corazones blindados de cálculos políticos".

Francisco presidió este Via Crucis frente al Coliseo romano, símbolo de la persecución y del sufrimiento de los primeros cristianos, y ante miles de personas que se habían congregado en las proximidades horas antes y que asistieron al rito portando numerosas velas.

Durante su oración, Jorge Bergoglio rechazó las injusticias sociales a las que se refirió como cruces del mundo y entre ellas citó la codicia y el poder y a "la humanidad que vaga en la oscuridad de la incertidumbre y en la oscuridad de la cultura del momento".

También deploró el hecho de que haya familias que se vean "destruidas por la traición, por las seducciones del maligno" o por el egoísmo, que existan personas "hambrientas de pan y de amor", gentes "abandonadas incluso por sus propios hijos y parientes", y personas que "no tienen el consuelo de la fe".

Recuerdo a los niños "heridos en su inocencia"

Habló al mismo tiempo de los "pueblos sedientos de justicia y paz", y se acordó de los "ancianos que se arrastran bajo el peso de los años y la soledad", pero también de los niños "heridos en su inocencia y en su pureza", en alusión a las víctimas de la pederastia.

Francisco acabó su plegaria repudiando las debilidades de los seres humanos, su hipocresía, sus traiciones, sus pecados y sus promesas rotas.