El primer ministro holandés, Mark Rutte, se ha ganado el aplauso global por su actitud tras un percance sufrido a principios de semana. Rutte entraba en el Parlamento con un café con leche para llevar en la mano. No obstante, se tropezó al pasar por el torno de entrada y el café se le cayó al suelo, dejando una gran mancha en el suelo.
En ese momento, una empleada de la limpieza del Parlamento se acercó con una mopa para limpiar el desaguisado. No obstante, el primer ministro le pidió la fregoña y limpió él mismo el café con leche derramado.
Repasando las salpicaduras
No fue tarea fácil, ya que la cantidad de líquido que había en el suelo era importante. Pero Rutte se empleó con ganas y, al final, incluso repasó las salpicaduras en el torno. Y todo, bajo el aplauso de varias limpiadoras. El gesto le ha valido el reconocimiento en las redes sociales.