Desde que la presión migratoria creciera en Europa como consecuencia del recrudecimiento de la guerra en Siria, entre otros factores, Europa ha visto cómo varios países han alzado vallas para impedir el paso de los refugiados.
ERDINE, FRONTERA TURCA CON GRECIA
El Gobierno turco construyó en 2013 una valla en Erdine, en la frontera con Grecia, utilizando tres millones de euros de fondos europeos que cubre 12,5 kilómetros.El objetivo era disuadir a los inmigrantes que, en lugar de optar por el mar, optaban por la ruta terrestre del este para alcanzar Grecia. En su mayoría eran sirios, pero también afganos, iraquís y palestinos.
LESOVO Y KRAYNOVO, FRONTERA TURCA CON BULGARIA
La valla en Erdine, en la frontera con Grecia, desvió el flujo migratorio hacia Bulgaria. En 2014, también con ayuda de la UE, Bulgaria inició la construcción de 30 kilómetros de alambrada en las localidades fronterizas de Lesovo y Kraynovo. La valla se amplió luego en 82 kilómetros ante la constatación de que se habían reducido el número de inmigrantes que habían logrado acceder al país.
HUNGRÍA EN SU FRONTERA CON SERBIA
En su periplo por la ruta balcánica, los refugiados que lograban pasar de Turquía a Macedonia y de Macedonia a Serbia constataban cómo el Gobierno de Belgrado no ponía demasiados impedimentos para que continuaran a Hungría. En esta coyuntura, el Gobierno conservador y nacionalista húngaro se puso manos a la obra con 135 kilómetros de valla, de cuatro metros de altura para evitar que los refugiados, en su ruta hacia el norte, decidieran quedarse en el país.
CALAIS, PUERTA FRANCESA HACIA EL REINO UNIDO
Calais, región francesa donde se ubica uno de los extremos del Eurotúnel -que une Francia y Reino Unido- se han alzado vallas con alambre de espino y docenas de cámaras para evitar el paso de refugiados -una "plaga", tal y como se refirió el primer ministro británico David Cameron- que ya se han concentrado en campos cada vez más desbordados.