ANÁLISIS

Realmente patético

Ahora resulta que de lo que se trata es de debatir si uno apoya o no el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía sobre los refugiados. Qué manera más burda de marear la perdiz y evitar reconocer de una vez lo que a todas luces es una verdad como la copa de un pino: el fracaso de la UE.

La cuestión central, el verdadero problema es que en el seno del selecto club de los cristianos europeos -siempre dispuesto a dar lecciones al mundo sobre derechos humanos- hay una cuantos socios que se niegan a echar una mano a centenares de miles de civiles, la gran mayoría musulmanes, que huyen de una guerra atroz, como todas las guerras.

Tal vez sería bueno sugerir a algunos de ellos que vuelvan a leer el Evangelio. No le iría nada mal hacerlo, por ejemplo, entre otros, a Jaroslaw Kaczynski, exprimer ministro y actual hombre fuerte en la sombra de Polonia, que hace unos meses afirmó que los inmigrantes podían contaminar su país con enfermedades infecciosas y parásitos.

En todo caso, el catolicista Kaczynski -versión cristiana del islamista presidente turco Recep Tayyip Erdogan- se pasa por el forro el llamamiento que hizo el pasado mes de septiembre el papa Francisco a las “parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de toda Europa” para que acojan a los refugiados.

Es difícil no renegar de la ciudadanía europea cuando se constata la incapacidad de la UE para rescatar a las víctimas civiles que han logrado evitar que les maten los barriles bomba de Bashar el Asad, los bombardeos de terceros países o que les pasen a cuchillo los terroristas del Estado Islámico.

Y es bochornoso comprobar como el grado de ineptitud demostrada cada día por Bruselas en la tragedia de los refugiados es proporcionalmente similar al esfuerzo, eficacia y diligencia que mostraron los mandamases de la capital europea para contribuir al rescate del sistema financiero, salvando así de ahogarse en el mar de la codicia a un montón de ladrones y defraudadores de cuello blanco.

Realmente patético.