¿Qué hay que esperar -y qué no- del cambio en Irán?

La victoria de los reformistas abre paso a cambios, pero estos serán sobre todo económicos y no en materia de libertades

Unas mujeres iranís en un mitin en Teherán de los candidatos reformistas. / REUTERS / RAHEB HOMAVANDI

Los resultados de las elecciones del pasado viernes en Irán son incontestables. El bando reformista ha logrado una victoria tanto en el Parlamento como en la Asamblea de Expertos. No va a tener mayoría, pero sí ha logrado conquistar la mitad del Maylis (el Parlamento). En cuanto a esa segunda institución, encargada de elegir al líder supremo en caso de muerte y fallecimiento, los reformistas también se han colocado en situación de fuerza. No obstante, no conviene llevarse a engaño. Todo apunta a que en Irán habrá cambios, pero ni serán sistémicos, ni serán rápidos y, posiblemente, ni siquiera tengan que ver con los derechos humanos.

¿QUÉ MENSAJE LANZAN LOS RESULTADOS DEL VIERNES?

La victoria en las eleciones del viernes suponen el refrendo de la población a la política que intenta llevar a cabo el presidente iraní, el moderado Hasán Rohani y que ha permitido el acuerdo nuclear con Occidente y el levantamiento de las sanciones. Al votar a los candidatos reformistas, los iranís han lanzado el mensaje de que desean que el régimen continúe por la senda del deshielo con Occidente y de una apertua económica en que tienen puestas sus esperanzas para una mejora de su economía que repercuta en su duro día a día.

¿CÓMO AFECTAN A LA POLÍTICA IRANÍ?

El nuevo Parlamento estará alineado con la estrategia de Rohani, lo que en un sistema donde el presidente ni ostenta el máximo poder y ni siquiera es autónomo en sus decisiones, supone un apoyo precioso. Nada que ver con la situación actual, donde los reformistas solo eran el 10% de un Parlamento dominado por los conservadores. Ejemplos extremos los encarnaron el diputado que denunció al ministro de Exteriores, Yavad Zarif, por darle la mano al presidente de EEUU, Barack Obama, o el otro representante que hizo un llamamiento para enterrar en cemento a los negociadores iranís por haber llegado a un acuerdo. Ambos han quedado fuera del nuevo Majlis.

¿QUÉ SIGNIFICA SER REFORMISTA?

Es un error pensar que los diputados reformistas o moderados son políticos progresistas en el sentido que se le da en Occidente. Para empezar, no ponen en cuestión el sistema político de la Revolución Islámica. Los líderes de este campo político son más bien partidarios de la Revolución Islámica que apuestan por el pragmatismo.En pleno siglo XXI, con una sociedad hiperconectada y donde los jóvenes representan el 60% de la población, Rohani y sus partidarios entienden que la Revolución Islámica solo puede sobrevivir si se abre a la economía global y al concierto de naciones.

¿EN QUÉ SE NOTARÁ EL CAMBIO?

Las sanciones impuestas a raíz del programa nuclear iraní dejaron un país en bancarrota, que solo era capaz de exportar poco más de un millón de barriles de petróleo al día y que estaba fuera del sistema financiero internacional. Por eso, son muchos los expertos que plantean que Irán pretende explorar una estrategia a la china: apertura económica y mejora social sin reforma política. Si en Irán hay cambios serán sin duda en materia de apertura económica, sobre todo para facilitar la entrada de inversión extranjera.

¿EN QUÉ NO SE NOTARÁ?

No parecen en cambio que estén en la agenda ni los avances en materia de derechos humanos y libertades. De hecho, con Rohani en el Gobierno, las ejecuciones a condenados a muerte, así como las violaciones de derechos humanos han continuado al mismo e intenso ritmo que, con su antecesor, el radical Mahmud Ahmadineyad.

¿HAY PELIGRO DE INVOLUCIÓN?

Desde luego. Los sectores más ultras del régimen han asistido con preocupación a la debacle electoral e incluso algunos altos cargos ya han lanzado amenazas nada veladas contra los reformistas. Es por eso que los ganadores de las elecciones han optado, de momento, por mantener un perfil bajo, llegando incluso a impedir que sus seguidores salieran a la calle a celebrar la victoria. El bando reformista sabe que, si quiere mantener su estrategia, ha de ir con pies de plomo y aplicando siempre la pragmática ingeniería de lo posible.

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