Cientos de personas, contrariadas, se alejan del estadio de Shahid Shirudi de Teherán donde, a mediodía de este miércoles, los candidatos reformistas debían dar un gran mitin. El acto ha sido suspendido a última hora a causa de la lluvia y los candidatos se han marchado a dar sus discursos a las afueras de la capital. Llegar hasta allí en esta megalópolis que vive en una atasco constante es una odisea que muy pocos osan acometer por mucho que se trate del último día de la campaña de unas elecciones legislativas claves, en las que este viernes los iranís han de decidir si votan a los reformistas y, por tanto, apuestan por la política de apertura a Occidente del presidente, Hasan Rohani, o bien si refuerzan al ala conservadora y abortan este acercamiento.

El mitin frustrado era uno de los pocos actos de masas de la jornada electoral en Irán. La mayoría se dan en espacios más reducidos, como cines y auditorios, que atraen a más o menos público en función de la popularidad de los candidatos, que en este país se presentan de forma independiente. Todos, eso sí, se acaban encuadrando en una lista, que puede ser la Coalición Principalista (así se denominan los conservadores, por seguir los principios de la Revolución Islámica) o la Coalición Inclusiva de Reformistas, que respalda la política del presidente Rohani y con cuyo símbolo, una flor que comienza a abrirse, quieren simbolizar el despertar de Irán.

En esta campaña, la economía ocupa el papel central de sus discursos para tratar de movilizar a los 59,4 millones de electores llamados a las urnas. En Irán, ninguno de los candidatos cuestiona el sistema político establecido por el imán Jomeini tras la revolución islámica de 1979. El campo de batalla es la economía. Los reformistas alaban el trabajo hecho por Rohani, que ha logrado situar en el 19% una inflación que rondaba el 40%, y destacan los síntomas de mejora en la economía del país. Sostienen que la política de apertura al mundo facilitará la llegada de inversiones extranjeras.

AL SERVICIO DE LOS IMPERIALISTAS

Por su parte, los conservadores, que actualmente controlan el Parlamento, minimizan esas mejoras y señalan que la situación ha empeorado. Además, acusan a los reformistas de ser títeres de los “poderes imperialistas”, especialmente del Gobierno británico.

Uno de estos candidatos conservadores es el exministro del petróleo Mohamed Garazi, apodado el ‘ingeniero’. Vestido con un impecable traje color crema, Garazi sube al estrado del centro cívico Mártir Shariati y comienza su discurso flanqueado por una bandera de Irán y un retrato del imán Jomeini. El veterano político lanza mensajes directos. Como el lema de su vídeo de campaña, que es “Busquen el trabajo en vez del lujo”.

"LA TRANQUILIDAD HA DESAPARECIDO" 

Garazi ataca la política económica de Rohani: “La esperanza y la tranquilidad han desaparecido de Irán”, dice el candidato, que enumera los problemas que sufre la población: “Los impuestos no dejan de subir y la vivienda es un grave problema”. Los conservadores como Garazi acusan a los reformistas de trabajar a favor de la clase alta iraní. “Si me votan, lo que ganan los ricos y los pobres se va a equilibrar”, promete.