Escá

Las agresiones a mujeres en Alemania abren el debate sobre la expulsión de refugiados

Las autoridades informan que hasta 18 de los 31 sospechosos detenidos están en proceso de petición de asilo

El jefe de la policía es forzado a dimitir después de su falta de reacción y de los informes que le contradicen

Un grupo de gente camina frente a la estación de tren de Colonia. / REUTERS / WOLFGANG RATTAY

Van apareciendo detalles sobre los masivos abusos sexuales que se perpetraron en Colonia la pasada Nochevieja, que ya se han cobrado la primera cabeza: el jefe de la policía de Colonia, Wolfgang Albers. Una semana después de los sucesos, las autoridades de la ciudad del oeste de Alemania ha asegurado que “la mayoría” de los agresores podrían ser refugiados. Ello ha forzado al Gobierno a mover ficha y a empezar a pensar y apoyar en un procedimiento para endurecer el régimen de expulsiones. 

Un total de 18 de los 31 sospechosos que la policía ha detenido y está investigando estarían en proceso “para pedir asilo”. De esa manera, la policía ha querido desmentir rotundamente las primeras informaciones que se publicaron tras los ataques en los que se aseguraba que no tenían indicios sobre los autores de los ataques y hurtos. "Tenemos sus nombres", ha remarcado el portavoz del ministerio del Interior, Tobias Plate, citando información de la policía federal.

Por toda Alemania y Suiza

Los abusos sexuales durante la Nochevieja llegaron mucho más allá de Colonia. Hasta otras cuatro ciudades alemanas registraron ataques y vejaciones contra mujeres que celebraban la llegada del 2016. Mientras que la cuarta localidad más grande del país ha recibido hasta 170 denuncias por agresiones, Hamburgo ha registrado otras 70 quejas. Fráncfort, Stuttgart y Düsseldorf también recibieron denuncias de mujeres por casos similares. En Zúrich, Suiza, también se registraron ataques a seis mujeres. La policía ha destacado que aún no hay “indicio de vinculación” con el caso alemán.

A pesar de eso, las detenciones están vinculadas "mayoritariamente a robos y daños físicos" y los responsables de los abusos sexuales aún "no han podido ser identificados". Las autoridades han apuntado al diario ‘Welt am Sonntag’ que durante la noche del 31 de diciembre se controlaron a un grupo de un centenar de hombres, la mayoría de los cuales venían de Siria. “Soy sirio. La señora Merkel me ha invitado, tenéis que tratarme bien”, exclamó uno de los retenidos por la policía según apunta un informe confidencial que publicó el rotativo ‘Spiegel Online’. Entre los sospechosos detenidos hay nueve argelinos, ocho marroquís, cinco iranís, cuatro sirios, dos alemanes, un iraquí, un serbio y un estadounidense.

La policía de Colonia también ha remarcado que se han presentado hasta 32 cargos criminales. Las informaciones publicadas vinculaban a los agresores con gente joven del norte de África, concretamente con un grupo ya  conocido por las autoridades de la ciudad por haber protagonizado algunos delitos durante el año pasado.

Varios días contra las cuerdas

Los nuevos informes policiales también desmienten otra de las informaciones publicadas hasta ahora en las que se decía que los principales ataques fueron hurtos y que los abusos sexuales solo se produjeron de forma accidental. “Fue al revés. Principalmente los atacantes árabes rodeaban a su víctima, una mujer, se acercaban y la molestaban”, remarca. Este informe contradice la primera versión que el jefe de la policía comunicó el pasado 2 de enero.

Tras días contra las cuerdas y con su autoridad cuestionada en todo el país,  Albers ha presentado este viernes su dimisión. La falta de actuación de los policía ante los abusos, que aseguraron haberse visto completamente desbordados por el “alto número de delitos que se cometieron en un mismo momento”, había mermado demasiado su credibilidad. La decisión, impulsada por el ministro del Interior del Estado de Renania del Norte-Westfalia, el socialdemócrata Ralf Jäger, también pretende restaurar la confianza de los ciudadanos alemanes en sus agentes de seguridad.

Albers ha dado este forzado paso atrás después de ser duramente criticado por la opinión pública e incluso por el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, quién lamentó la incapacidad policial para frenar los abusos. El hasta ahora responsable de la policía en Colonia también ha sido señalado por no haber informado de lo sucedido a tiempo.

Discurso 

La implicación de refugiados en el escándalo, tildado por algunas de las víctimas como una “cacería sexual”, también ha puesto contra las cuerdas a la cancillera Angela Merkel. La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) se ha visto forzada a endurecer su retórica con los refugiados que cometan delitos y ha dejado la puerta abierta a “revisar” la legislación sobre la deportación en Alemania.

Parte de esa presión a líder alemana la ha capitaneado Horst Seehofer, su aliado más crítico y dirigente de Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). Pero este viernes, incluso el vicecanciller alemán y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, ha asegurado estar a favor de expulsar a los refugiados que sean condenados por delinquir.