El Gobierno tiene identificados a 126 combatientes extranjeros salidos de España para unirse a grupos como el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra en Irak y Siria. De este colectivo, 25 han retornado: 15 están en prisión y otros 10 se encuentran en libertad. Del resto, 25 han fallecido (algunos en atentados suicidas y otros en enfrentamientos), 15 se encuentran en proceso de entrega y 61 continúan en el exterior.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha difundido estos datos este martes, en el marco de la cumbre en Madrid del Comité contra el Terrorismo de la ONU (CTED), que ha aprobado una declaración con medidas para frenar el flujo de estos combatientes extranjeros.
DIÁLOGO IMPOSIBLE
Tras dos días de reuniones de más de 400 expertos y dirigentes de cerca de 70 países, el organismo ha concluido que el diálogo con grupos como el Estado Islámico por su carácter “totalitario y excluyente” es imposible. Esta organización, según el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, no tiene ningún precedente “en la historia”, ya que “busca la eliminación física de todos aquellos que no se pliegan a sus dictados”.
Las cifras divulgadas por Fernández Díaz son solo un pequeño grano de arena dentro del escenario global, ya que se calcula que entre 25.000 y 30.000 combatientes de distintos países se han desplazado a Siria en los últimos tiempos para unirse al Estado Islámico y el Frente Al-Nusra. Al mismo tiempo, según los cálculos de Interior, hay 186 presos en distintas cárceles españolas que se encuentran en seguimiento ante su posible radicalización, un centenar más que hace solo un año.