Prohibido hablar de los gais

Nairobi se preparaba ayer para recibir por primera vez a un presidente de Estados Unidos con una bienvenida apoteósica y unas extraordinarias medidas de seguridad. Parte de la ciudad quedó cerrada al tráfico, mientras 10.000 agentes de seguridad tomaban las calles de la capital para prevenir cualquier tentativa terrorista del grupo somalí Al Shabab. Pero la buena disposición de las autoridades kenianas, entusiasmadas por el espaldarazo de legitimidad que les concederá la visita de Barack Obama, iba aparejada a ciertos condicionamientos. Varios de sus líderes le advirtieron que se olvidara de abanderar los derechos de los gais.

«No hay nada que hablar», dijo el presidente Uhuru Kenyatta horas antes de recibir a Obama con un apretón de manos y un abrazo a su llegada al aeropuerto. Otros miembros de su Gobierno, como el vicepresidente William Ruto, un homófobo notorio que está siendo investigado además por la Corte Penal Internacional por presenuntos crímenes contra la humanidad cometidos tras las elecciones de 2007, fueron más crudos: «Hemos oído que en EEUU se permite la homosexualidad y otras cosas sucias». Las leyes kenianas criminalizan la homosexualidad con penas que pueden llegar a los 14 años de cárcel.

Pero Obama no se ha dejado amedrentar y, horas antes de recalar por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca en la cuna de su familia paterna, aseguró que pretende abordar el tema con sus interlocutores en Kenia y Etiopía. «No soy fan de discriminar a nadie ni acosarlo por motivos de raza, religión, orientación sexual o género», declaró en una entrevista a la BBC. «Esa es una de las partes de la agenda que tendrá prioridad. Eso y cómo tratamos a las mujeres y las niñas».

Desde que llegó a la presidencia, Obama ha hecho de la defensa de los derechos de los gais uno de los ejes de su política exterior, llegando a condicionar la ayuda exterior estadounidente al respeto hacia la comunidad LGBT. Pero en muchas partes de África sigue siendo un tabú y se esperan protestas para condenar la política progay de la Casa Blanca.

Obama defendió su decisión de viajar a dos países donde los derechos humanos son a menudo pisoteados. Dijo que es la mejor manera para tener influencia allí y abrir espacios a la sociedad civil.