ENTREVISTA

«Los cristianos no tenemos opción en Irak»

Douglas Bazi, rector de la parroquia de San Elías en Erbil, denuncia el genocidio cristiano a cargo del Estado Islámico

El sacerdote, secuestrado y torturado en Bagdad en el 2006, pide ayuda para los miles de refugiados en el Kurdistán iraquí

Douglas Bazi, durante su visita al Seminario Conciliar de Barcelona. / JOAN PUIG

Douglas Bazi (Bagdad, 1972), actual rector de la parroquia de San Elías en Erbil, aloja en su iglesia a 110 familias cristianas de entre las miles que el pasado verano huyeron de sus casas ante el imparable avance del Estado Islámico y hallaron refugio en la capital del Kurdistán iraquí. Exsoldado del Ejército de Sadam Husein, estuvo recientemente en Barcelona, invitado por la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, para dar testimonio de su labor.

--¿Cuál es la situación actual de los refugiados cristianos en Erbil?--Después de diez meses, hemos superado la fase de emergencia. En Ainkawa, en una sola noche, el 6 de agosto, llegaron de golpe 35.000 personas, huyendo del ISIS [actual Estado Islámico] en Mosul. Vinieron sin nada y necesitaban de todo: comida, ropa, vivienda... Les acogimos en iglesias, escuelas y parques. Pedimos a la gente que acogiera a una o dos familias en su casa. Y lo hicieron.

--¿En qué fase están ahora?

--Intentamos ayudarles a tener una vida digna. De hambre no morirán, pero quizá lo hagan de pena y tristeza. Llegaron traumatizados, perdidos y rabiosos, les habían forzado a dejar sus casas solo por no ser musulmanes. Y ahora que se acerca el verano, sé que el trauma volverá a aparecer. El 60% sigue traumatizado, y tardará años en superarlo, sobre todo los niños. Muchos desean ser soldados y policías para vengarse.

--¿Se siente seguro en Erbil? ¿No teme un asalto del Estado Islámico?--No creemos que el ISIS llegue hasta aquí, aunque nunca se sabe. El atentado contra el consulado de Estados Unidos [a mediados de abril], en el corazón de una zona supuestamente segura, hizo que la gente sintiera miedo e incomodidad. Otra vez pensaron: '¿Adónde vamos a ir?'. En mi país, en mi comunidad, no tenemos muchas opciones.

--Algunos han calificado de genocidio la persecución y los crímenes contra los cristianos en Irak.--Es así. Está habiendo un genocidio contra nosotros porque somos la última comunidad que ha recibido educación. Antes del 2003, había dos millones de cristianos en Irak; ahora, como máximo, 250.000. Además del Kurdistán, están presentes en Bagdad, Kirkuk y Basora, pero han desaparecido por completo de Mosul. Cuando no quede ninguno en Irak, solo habrá seguidores del mulá, esperando a sus órdenes.

--En el 2014, Irak registró dos millones de desplazados internos por la guerra y la violencia religiosa. ¿Cómo se podría frenar esta espiral?--En realidad son 2,6 millones, incluyendo yazidís, cristianos y sunís que huyeron del ISIS hacia Bagdad. Espero que una posible solución venga del interior. Otra Constitución, más clara y justa, sin diferencias entre ciudadanos, sería de gran ayuda. Pero a largo plazo deberíamos actuar para resolver otros problemas serios. Necesitamos escuelas: cuanto más cierren, más cárceles abrirán.

--En Bagdad, en el 2006, usted mismo fue secuestrado y torturado por milicianos chiís. ¿Cómo recuerda aquellos nueve días de tormento?

--Con todo detalle, nunca lo olvidaré. Mi única culpa era ser cristiano. Me dijeron que no era nada personal: estaba en una lista con nombres y rescates. Estuve cuatro días sin comida ni agua. Me rompieron una vértebra y varias costillas; me reventaron la boca con un martillo; me pusieron una pistola en la cabeza. Durante el día me pedían consejo espiritual, por la noche me torturaban.

--¿Qué les pediría a los países occidentales que les han ofrecido ayuda con cuentagotas?

--Que despierten. Por el precio de dos jets de combate podrían ayudar a miles de personas a sobrevivir durante años. Si alguien puede ayudar, es el momento de hacerlo.