El conflicto armado en Colombia

Cae un jefe de las FARC y recrudece la ofensiva del Estado

Las nuevas acciones contrainsurgentes se conocen cuando se reanudan en medio del pesimismo las negociaciones de paz en La Habana

Como una realidad al margen de la reanudación en La Habana de las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, el Ejército informó anoche sobre la muerte del  jefe frente 18 de esa guerrilla, Román Ruíz, además de otros tres insurgentes. De esta manera, en menos de una semana, el grupo armado perdió 41 integrantes. En las tres oportunidades, se trató de una operación conjunta del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía basada en bombardeos. Más allá de que en la capital cubana los negociadores volvieron a verse para reencauzar el diálogo, una ola de fuerte pesimismo se expande por Colombia.

El pasado jueves, la guerrilla decidió suspender el cese unilateral del fuego que regía desde diciembre de 2014, cuando sea hacía más visible el horizonte de un final del conflicto armado que ha provocado más de 200.000 muertos.

Los últimos enfrentamientos tuvieron lugar cerca de la región del Urabá, conocida por sus circuitos del tráfico de armas y drogas. 

El presidente Juan Manuel Santos ha advertido que la ofensiva del Estado “se mantiene hasta alcanzar la paz”

Las relaciones entre el Gobierno y la guerrilla se habían tensado semanas atrás de la muerte de 11 integrantes del Ejército en el departamento del Cauca.

Para el analista Pedro Miguel Vargas Núñez, la serie de choques que se desencadenaron a partir de ese episodio confirman que en olombia la rige la ley del talión. “Esa en la que prima la venganza y el desquite como única forma de solucionar los problemas y las diferencias”. A su criterio, “ciegos estamos para no darnos cuenta que acudir siempre a la venganza y a la retaliación es lo que ha llevado que nuestra sociedad haya llegado a niveles exagerados de violencia: no solo la de la guerra sino la que se da en los barrios, en las calles, en las familias, en el día a día”.

Por su parte, Ricardo Galán, en las mismas páginas de la revista Semana cree que el Gobierno y FARC “se comprometen en asuntos que no están dispuestos o en capacidad cumplir”. Las autoridades dan a entender que los insurgentes no pagarán un día de cárcel, “pero no les explica que la Constitución y los tratados internacionales firmados por Colombia no lo permiten”. Las FARC, por su parte, se comprometen con un cese el fuego unilateral, “pero al primer descuido de un grupo de soldados los masacra sin contemplación. Obligan al Gobierno a reactivar los bombardeos que había suspendido en compensación. Como represalia, las FARC levantan el cese el fuego unilateral. De vuelta al principio”.   

 

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