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Catalina y Guillermo, duques de Cambridge, han sido padres de una niña. El bebé, cuyo nombre aún no se conoce, ha llegado al mundo sobre las 08.30 horas de este sábado, solo dos horas después de que la madre ingresara en el hospital Saint Mary de Londres, donde ha tenido lugar el alumbramiento.
La pequeña ocupa el cuarto lugar en la sucesión al trono británico, detrás de su abuelo, el príncipe Carlos, de su padre, Guillermo, y de su hermano, el príncipe Jorge. Este ha acudido a conocer a su hermanita en brazos del príncipe Guillermo.
El príncipe Guillermo ha estado presente en el parto y tanto la madre como la recién nacida se encuentran en perfecto estado, de acuerdo con el comunicado oficial del palacio de Kensington. La bisabuela de la criatura, la reina Isabel II, ha sido la primera en ser informada, así como el resto de las respectivas familias. La recién nacida llevará el título de princesa de Cambridge. Alice es el nombre más citado en las apuestas para el nuevo miembro de los Windsor.
El alumbramiento se ha producido en la recta final de la campaña electoral británica. Las cadenas de televisión, enloquecidas en este largo fin de semana de puente, no saben bien si atender a las últimas arengas de los líderes pidiendo el voto, o a la puerta de la clínica donde hay apostadas centenares de cámaras con febriles reporteros proclamando al mundo la buena nueva. Los políticos por supuesto no han perdido la oportunidad de enviar su felicitación a la pareja.
OPERACIÓN 'ROYAL BABY'
La operación 'Royal Baby' se ha llevado, a pesar de la expectación, con la máxima discreción posible. No hay testimonio gráfico de la llegada de Catalina al ala Wingo, la zona privada del hospital, donde también nació hace 20 meses Jorge, el primer hijo de los duques de Cambrigde. La noticia se ha dado a conocer a través de un breve comunicado oficial.
Los que piensen que este tipo de eventos es una frivolidad anacrónica deberían mirar la caja registradora. El nacimiento de un nuevo miembro de la familia real puede suponer hasta 300 millones de libras (419 millones de euros) para la economía británica, de acuerdo con la London School of Marketing.
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