A los seis años, los niños y niñas de Alemania inician un largo y complicado camino. Cuando en agosto se dirigen a su primer día de clase, satisfechos con su 'Schultüte', una especie de cucurucho casi tan grande como ellos, lleno de caramelos y otras chucherías, que sus padres o abuelos les han preparado siguiendo una tradición centenaria, no son conscientes todavía de que apenas cuatro años después deberán enfrentarse a un examen que será decisivo para su formación y para su futuro profesional.
La educación en Alemania --pública y gratuita-- es una competencia de los estados federados --'länder'--. Periódicamente se reúne la conferencia de ministros de Educación de los estados federados para coordinar y unificar los contenidos de los estudios considerados clave.
El itinerario general que siguen los alumnos es común y empieza en la 'Grundschule', escuela primaria, a partir de los seis años, donde permanecen entre cuatro y seis cursos, según el 'land'. Al acabar el periodo de primaria, un examen separa ya a los niños en base a sus calificaciones.
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