CAÓTICA TRANSICIÓN POLÍTICA EN EL PAÍS DEL NILO

Los egipcios votan divididos una Constitución de acento islamista

Las fuerzas laicas aceptan participar hoy en el referendo y piden el voto negativo

La Carta Magna es similar a la de 1971 y señala que la 'sharia' es fuente de leyes

Un simpatizante de Mursi juega al fútbol ante un tanque que protege el palacio presidencial en El Cairo. / AFP / PATRICK BAZ

Egipto da un paso más en su tortuosa transición política con el referendo de hoy en el que los electores deberán pronunciarse sobre el borrador de la Constitución. Un polémico texto que apoyan los islamistas liderados por el presidente del país, Mohamed Mursi, y que rechaza la oposición, agrupada en el llamado Frente de Salvación Nacional (FSN), formado por liberales, nacionalistas, izquierdistas y organizaciones de jóvenes revolucionarios. La consulta se celebra en dos etapas, debido al boicot de parte de los jueces, que se han negado a supervisar las urnas. Hoy se vota en El Cairo, Alejandría y en ocho provincias. El resto votarán el fin de semana que viene.

Egipto lleva semanas en medio de una gran tensión, con manifestaciones casi diarias de fieles a Mursi, por un lado, y opositores, por el otro, algunas de ellas violentas. Desde que estalló la crisis, el pasado 22 de noviembre cuando Mursi se blindó frente a las decisiones de la judicatura, han perdido la vida ocho personas y centenares han resultado heridas. Mientras ayer El Cairo vivió una jornada tranquila, en Alejandría hubo enfrentamientos entre partidarios del presidente -los Hermanos Musulmanes y los grupos salafistas (rigoristas)- y miembros del FSN o frente antiislamista.

La oposición ha resuelto finalmente acudir a las urnas y no boicotear la consulta. El FNS, que lidera el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, ha pedido a sus seguidores que acudan a las urnas a votarno, al considerar que el texto a consulta está lejos de representar a toda la población egipcia. Acusa además a Mursi de autoritarismo y de pretender acaparar excesivo poder.

De hecho, el borrador de la Carta Magna ha sido aprobada por una Asamblea Constituyente mayoritariamente islamista. La oposición abandonó el comité constitucional por discrepar de su composición. A pesar de que el texto tiene la huella islamista, no difiere en exceso de la Constitución de 1971, vigente hasta la caída de Hosni Mubarak.

APLICACIÓN DEL TEXTO/ «Lo importante en este caso no es el texto, sino cómo y quién lo aplica», señala un observador occidental, quien subraya que esta Carta Magna, con todas sus deficiencias, se ajusta más a la realidad social y tradicional de Egipto, un país religioso y conservador, que una Constitución laica.

La consulta de hoy es una buena herramienta para medir la fuerza de ambos bandos. Hasta ahora, los islamistas han ganado todas las elecciones celebradas desde la caída de Mubarak -las legislativas y las presidenciales- aunque en estas últimas el apoyo popular se redujo considerablemente respecto a las legislativas, mientras aumentaron los votos a los candidatos liberales y laicos.

Desde que Mursi alcanzó la presidencia, en junio, el proceso político se ha visto sacudido por el pulso que han mantenidos los dos frentes y al que no ha sido ajena la cúpula judicial. De hecho, el presidente acusa a los magistrados del Tribunal Constitucional -nombrados por Mubarak y algunos conocidos antiislamistas- de obstaculizar la transición con polémicas decisiones, como disolver la Asamblea del Pueblo (Cámara baja) y planear hacer lo mismo con la Asamblea Constituyente y la Shura (Senado), tres organismos dominados por los islamistas.