Las oficinas de la financiera Cantor Fitzgerald ocupaban las plantas 101 a la 105 de la torre norte del World Trade Center. El día de los ataques trabajaban 658 de sus 960 empleados. Todos murieron. Entre ellos, el hermano y el mejor amigo del presidente de la compañía, Howard Lutnick, que salvó su vida porque esa mañana quiso acompañar a su hijo en su primer día de guardería. El día después de la tragedia, Lutnick, entre lágrimas, prometió ayudar a los familiares de los empleados fallecidos: destinarles el 25% de los beneficios de la empresa durante cinco años y hacerse cargo de los seguros médicos durante una década. Lutnick ha cumplido la promesa. Ha repartido más de 127 millones de euros a los familiares de las víctimas.
Los protagonistas
El presidente de empresa que cumplió su promesa
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