REVUELTA POPULAR

Mubarak destituye a la cúpula del partido del Gobierno de Egipto

El presidente se resiste a abandonar su puesto como líder del Partido Nacional Democrático y recibe el apoyo de EEUU para encabezar la transición

El Ejecutivo quiere desalojar de manera pacífica plaza de Tahrir aunque los manifestantes siguen reclamando la expulsión del dictador

Un grupo de manifestantes permanece tras una barricada antes de que soldados egipcios les registren para acceder a la plaza de Tahrir en El Cairo hoy, sábado. / HANNIBAL HANSCHKE (EFE)

El Gobierno egipcio intenta devolver al país la normalidad institucional mientras en la plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo, sigue la protesta en demanda de la salida del poder del presidente, Hosni Mubarak. Buena parte de los contrarios al régimen consideran que el principal objetivo se ha conseguido ya que ni Mubarak ni su hijo formarán parte del futuro político del país. Pero Hosni Mubarak quiere encabezar la transición. El enviado a la zona por el presidente de EEUU, Barack Obama, Frank Wisner, ha declarado que Mubarak debe permanecer en su puesto para encabezar la transición democrática.

El gobernante Partido Nacional Democrático (PND) ha anunciado el nombramiento del senador Hosam Badrawi como nuevo secretario general y jefe del comité político de la formación. Este comité estaba encabezado hasta ahora por Gamal Mubarak, hijo del presidente y quien se perfilaba en su día como posible sucesor de su padre en la jefatura del Estado. Como secretario general, Badrawi reemplaza a Safuat al Sharif, uno de los políticos más próximos al presidente Mubarak.

Mubarak ha diseñado el cambio en el partido y ha decidido sacrificar a su hijo Gamal para seguir en el poder y conseguir una salida honorable de la presidencia del país. El senador Hosam Badrawi asumire una bicefalia clave dentro del partido del Gobierno, al reunir en su persona la secretaría general, en sustitución de Safuat el Sharif, y la jefatura del comité político, en lugar de Gamal. Médico especialista en ginecología e hijo de un antiguo decano de la Universidad de El Cairo, Badrawi ha ascendido peldaños dentro del sector reformista del PND hasta situarse a la derecha del propio Mubarak, después ingresar en esta formación en el año 2000.

Ofensiva institucional

El ejecutivo pone su empeño en demostrar que el país ha entrado de nuevo en la senda de la normalidad. "Debemos ser optimistas", ha pedido Shafiq, tras reunirse con Mubarak y con cuatro ministros encargados de asuntos económicos y el jefe del Banco Central, Faruq Oqda. Para desactivar el movimiento, el régimen cuenta también con el diálogo que ha ofrecido a las fuerzas opositoras y que la mayoría de estas, por el momento, ha rechazado ningún pacto hasta la marcha de Mubarak.

Gamal Nasar, dirigente de los Hermanos Musulmanes -principal fuerza opositora en Egipto- , ha explicado a Efe que su grupo "reitera que no participará en diálogo alguno hasta que el régimen atienda las demandas del pueblo". Nasar ha explicado que "es totalmente incorrecto" que algún representante de la Hermandad se haya reunido con Mubarak y ha asegurado desconocer esa reunión con el primer ministro anunciada por ese representante de la ANC. Por su parte, el vicepresidente egipcio, Omar Suleimán, se ha reunido en una segunda ronda de conversaciones con representantes de los partidos Wafd, liberal, y Tagamu, izquierdista, ambos con representación parlamentaria y de la oposición más asimilada por el régimen.

Pese a las grietas que comienzan a aparecer entre los detractores de Mubarak, desde la plaza de Tahrir se sigue gritando una noche más para exigir a Mubarak que se vaya inmediatamente y convoque elecciones libres. El descenso de temperaturas parece conjurarse para templar los ánimos en El Cairo.

Tras 12 días de protestas, una quincena de muertos y un país con los engranajes económicos colapsados existen intentos para volver a la normalidad institucional, pero todavía no se ha conseguido el objetivo de echar al presidente.

El difícil fin de la protesta

Mientras en la cúpula del Estado intentan seguir al pie de la letra el libro de ruta marcado por Barack Obama (cese de la violencia contra los manifestantes, proceso electoral abierto y transformación de los estamentos del Estado), en la plaza de la Liberación o de Tahrir se mantiene la protesta casi por inercia. Un militar de alta graduación ha instado por megafonía a los manifestantes a abandonar la concentración varias veces durante la jornada. La eventual separación de los Mubarak del futuro de Egipto debería contribuir a ello, pero todavía es difícil decir de que manera acabará la acampada de protesta. Algunos apuntan a la posibilidad de que el Ejército tome completamente la plaza progresivamente para reestablecer el tráfico en la zona e iniciar los trabajos de reconstrucción.

La labor de los periodistas ya no se ve importunada, al menos en la misma plaza y en los accesos controlados por el Ejército. En las zonas aledañas y en el resto de la ciudad todavía persiste la sensación de inseguridad que aconseja medidas de autoprotección. Después de 12 días de protesta, hasta aquellos que iniciaron la revuelta popular empiezan a pensar de que ha llegado el momento de celebrar el triunfo y colaborar en un proceso de transición democrática que se aventura especialmente complicado.

El primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, ha considerado que el país se encuentra en vías de recuperar la estabilidad institucional debido a que la situación ha mejorado. En una rueda de prensa transmitida por la televisión estatal, Shafiq ha dicho: "Debemos ser optimistas. Las instituciones del Estado recuperan la normalidad y la situación es ahora mejor". Para el primer ministro, "la situación en (la plaza) Tahrir y de los manifestantes ha cambiado" por lo que el Gobierno aspira a que los manifestantes se vayan, aunque sea por puro aburrimiento.