CIEN AÑOS DE LA GRAN REBELIÓN

La revuelta pendiente

México celebra sin demasiado boato el centenario del inicio de la revolución

La actual guerra contra el narcotráfico, las protestas y el descontento social marcan la conmemoración

Un soldado camina frente a una pintura mural de los revolucionarios Emiliano Zapata y Francisco Madero. / AP/ DARIO LÓPEZ MILLS

«Pa como vamos, hace falta otra revolución». Una campesina arrugada suspira en la plaza central, el Zócalo, en plena celebración del centenario del inicio de la revolución mexicana (1910-1917). Es 20 de noviembre, pero en lugar de la caravana civil y deportiva de otros años, el presidente, Felipe Calderón, dirige desde Palacio Nacional un desfile alegórico y militar.

México no solo no ha alcanzado los derechos políticos ni mucho menos la igualdad social que buscó con aquella larga revuelta, sino que además vive una nueva guerra interna, la del narcotráfico. Otro anciano requemado bajo el sombrero de paja exclama:«Se hubieran quedado, ahí en palacio, Pancho Villa y Emiliano Zapata».

En contraste con los derroches y fastos con que celebró en septiembre el bicentenario de la independencia, el Gobierno mira de soslayo una conmemoración que aún conmueve a la gente y provoca hondas discusiones académicas. Apenas ha organizado un espectáculo de luz y sonido en el Zócalo, el desfile y un concierto.

Inquina política

El descontento social se mostró ayer mismo con varias manifestaciones que colapsaron media ciudad; hasta lassexoservidorasse marcharon hasta Palacio Nacional.La inquina política también divide los festejos, y los candidatos de izquierda que aspiran a suceder a Calderón en el 2012 encabezan los suyos por la tarde: el alcalde, Marcelo Ebrard, en un Monumento a la Revolución también teñido por las luces, y el incombustible exalcalde y frustrado candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, en el Hemiciclo a Juárez.

Las obras retrasaron la inauguración de la nueva sede del Senado, igual que en septiembre se dejó para el año que viene el monumento del Bicentenario, que apenas se está levantando. El Gobierno iba a restaurar en el vecino estado de Morelos la hacienda de Chinameca, donde mataron a Zapata. Pero«solo han venido a barrer», dicen allí, y las letras que rezaban«tierra y libertad»se han ido cayendo.

Varios analistas resaltan en la prensa que el gobernante Partido Acción Nacional (PAN) nació para«luchar contra los postulados de la Revolución»; critican como«una explosión de cinismo»la«reducción del festejo oficial».

«Los ideales de la Revolución seguirán vigentes mientras la justicia social no sea una realidad», advierte el rector José Narro en la ceremonia que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor de Iberoamérica.«Seguimos padeciendo una vergonzosa falta de equidad en la distribución de la riqueza y rezagos sociales inaceptables -dice-. Tenemos que dar un gran salto para dejar de ser una nación desigual». Habla de reformas de fondo, un rumbo distinto, un nuevo proyecto nacional.

Antes del desfile, en el homenaje a Francisco Madero, cuyos reclamos políticos iniciaron la revolución, el presidente ataca veladamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estuvo en el poder hasta el 2000 y que amenaza con retomarlo dentro de dos años.«Es la democracia la que ha permitido la libertad y la paz», dice Calderón. Al mismo tiempo, alienta a participar en la cruzada de la narcoguerra que empezó en diciembre del 2006 y que ya ha dejado 33.000 muertos:«Nos toca defender y ampliar las conquistas frente al chantaje de unos cuantos. Enfrentemos a los enemigos de nuestra democracia y nuestra libertad».

Ante las armas, apenas hay festejo popular. Pero sí algunos suspiros, como«Zapata vive»o«¡Viva Villa, cabrones!».