LEGISLATIVAS TRASCENDENTALES EN EEUU

El Tea Party irrumpe con fuerza en el Congreso

Sharron Angle reconoce su derrota frente a Harry Reid. / Isaac Brekken

EMILIO LÓPEZ ROMERO

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“Cometeríamos un gran error si creyésemos que los resultados de esta noche suponen un respaldo para el Partido Republicano. Son una segunda oportunidad para que los republicanos sean lo que no hace mucho tiempo dijeron que iban a ser”. Con estas palabras Marco Rubio celebró anoche su victoria como nuevo senador por Florida en lo que a todas luces representa el triunfo más destacado de una noche de ensueño para la extrema derecha en Estados Unidos.

Un movimiento, el Tea Party, que vio ayer como muchos de sus candidatos lograban su billete de acceso al Congreso, confirmado de esta forma su creciente fuerza política tras unas elecciones legislativas que han rediseñado el mapa político en EEUU de aquí a las presidenciales de 2012, con una Cámara de Representantes controlada por una nueva mayoría republicana y un Senado dominado por los demócratas, donde los ultras lograron colocar a más de una decena de sus 15 aspirantes a senadores.

La de Rubio fue la victoria del Tea Party más sonada de la noche con más de un millón de votos sobre su rival. Estrella emergente dentro de las filas conservadoras, su nombre suena con fuerza para disputar la Casa Blanca a Barack Obama dentro de dos años. “No importa donde llegue o qué título alcance. Siempre seré hijo de exiliados (cubanos) y heredero de dos generaciones de sueños incumplidos”, afirmó este joven de 39 años que muchos han empezado a comparar con el propio Obama.

La primera buena noticia de la noche para el Tea Party llegó desde el estado de Kentucky, donde solo tres horas después del cierre de los colegios electorales Rand Paul confirmó su victoria en la lucha por un asiento en el Senado frente al candidato demócrata con más de diez puntos de ventaja. “Este es un mensaje alto y claro para Washington. Hemos vuelto para recuperar el gobierno”, exclamó el hijo del congresista libertario Ron Paul ante sus simpatizantes.

Ni Nevada ni Delaware

No pudo ser ni en Delaware ni Nevada, donde sus candidatas trataron hasta el último momento de ser la gran sorpresa de la noche. En el caso de Christine O¿Donnell fue la primera gran decepción de los ultraderechistas al perder en el estado del vicepresidente Joe Biden, por 16 puntos de diferencia. Eso sí, la niña bonita del Tea Party aprovechó los micrófonos para lanzar un mensaje a la dirección de los republicanos. “El partido ya nunca será el mismo y eso es algo bueno”.

Los resultados en el estado de Nevada se hicieron esperar pero al final terminaron decantándose por el veterano senador Harry Reid, que volvió a ser reelegido frente a Sharron Angle, una peligrosa mujer de posiciones extremistas que durante la campaña llegó a decir que si no ganaba en las urnas sus seguidores tal vez se verían obligados a desenfundar sus armas para remediarlo amparándose en su derecho recogido en la segunda enmienda de la Constitución.

Otros de sus candidatos obtuvieron su acta de senador. John Boozman (Arkansas), Mike Crapo (Idaho), Jerry Moran (Kansas), John Hoeven (Dakota del Norte), John Thune (Dakota del Sur), Tom Coburn (Oklahoma), Jim DeMint (Carolina del Sur) y Mike Lee (Utah). Al cierre de esta crónica faltaban datos de Alaska, donde Joe Miller disputaba un escaño, y Washington, donde la diferencia entre la demócrata Patty Murray y el republicano Dino Rossi era demasiado estrecha para dar un vencedor.

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No menos importantes fueron los triunfos del Tea Party en los gobiernos estatales, con Rick Scott en Florida, Susana Martínez como primera latina gobernadora de Nuevo México, Mary Falli como primera dirigente de Oklahoma y Nikki Haley en Carolina del Sur. En cambio no pudo ser para Jim Keet en Arkansas, ni para Tom Tancredo en Colorado, ni Tim Emmer en Minnesota, ni Carl Paladino en Nueva York, donde se impuso Andrew Cuomo.

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