DEBUTANTE EN LA FICCIÓN

Pablo Carbonell se mete a novelista salvaje

El cómico publica su primera obra de ficción en clave de humor y pone en marcha una nueva gira de Los Toreros Muertos con canciones inéditas de 'punk folklórico'

Pablo Carbonell, contento con su novela ’Pepita’, en Madrid. / DAVID CASTRO

Hay una constante en la vida de Pablo Carbonell (Cádiz, 1962) y no es precisamente su disposición para la guasa, aunque está emparentada con el espíritu gamberro y farandulero que delata su presencia. Desde que dejó los estudios en 2º de BUP para meterse en berenjenales, no ha parado de sentirse un intruso. Se sintió así cuando empezó a hacer 'sketches' de humor con su socio Pedro Reyes a principios de los años 80, y cuando asomó su mirada de loco por el plató de 'La Bola de Cristal', y cuando se subió a un escenario para dar voz a Los Toreros Muertos, y cuando se erigió en el reportero más kamikaze de 'Caiga Quien Caiga'.

También ha sido actor de cine y teatro, ha presentado programas de televisión, ha dirigido una película –‘Atún y chocolate’- y ha escrito un libro de memorias –‘El mundo de la tarántula’. “Y en todas esas facetas, a las que añadiría la de ser padre, siempre he pensado al verme dentro: debería haber hecho un cursillo para saber de qué va esto”, reconoce. La culpa no la tiene él, sino el potro que lleva dentro. “Tengo alma de caballo de Grand National. Veo un seto y no puedo evitar querer saltarlo”, confiesa.

Pillos, tunantes y buscavidas

El último territorio sobre el que se ha lanzado como un paracaidista sin mapa es la narrativa. Acaba de publicar ‘Pepita’ (Destino), su primera novela, una descacharrante historia de pillos, tunantes, buscavidas y otros seres de similar calaña ambientada en un pueblo minero sobre el que cae como una maldición la fiebre del oro. La experiencia ha dejado en el autor novel dos hallazgos: “¡Qué difícil es escribir comedia, mucho más que hablar de tus penas!”, dice en comparación con su libro de memorias, que recuerda como “una visita al psiquiatra”.

La mirada escrutadora del autor de 'Pepita'. / DAVID CASTRO

El otro descubrimiento tiene que ver con la moraleja de la novela. En medio de un plantel de figuras de frenopático, Pepita, la protagonista, es la única que mantiene la cordura para hacer frente a la codicia que se desata a su alrededor. “Escribir te enseña cosas. Pepita me ha mostrado al moralista, feminista y ecologista que había en mí”, explica.

Parecerse a Felipe Benítez Reyes

Pero no es dar lecciones lo que Pablo Carbonell buscaba cuando se puso a teclear su ordenador con seis dedos -¡no sé mecanografía, lo mío tiene aún más mérito!, aclara-, sino provocar carcajadas. “La risa me cura hasta los dolores de espalda, y escribiendo este libro me he reído en muchas ocasiones”, reconoce. La idea de la novela le rondaba la cabeza desde que vio ‘Los jueves, milagro’, la película de Berlanga, pero fue en un viaje iniciático a las minas de Riotinto, en Huelva, cuando le vino la iluminación. Consciente de su condición de “intruso de la narrativa”, Carbonell cita a Wenceslao Fernández FlórezJardiel Poncela y Eduardo Mendoza como referentes, pero confiesa que su aspiración era parecerse a Felipe Benítez Reyes. “He intentado imitarle, pero se me notaba demasiado”, dice entre risas.

Sigue sin sentirse un novelista, pero ‘Pepita’ le ha dejado tan contento que ya está pensando en su próximo relato. Tiempo tiene de escribirlo en los ratos libres que le ofrecerá ‘Estruendo Folklórico’, la nueva gira de Los Toreros Muertos, que echa a rodar este fin de semana en Extremadura. Es la otra gran noticia del universo Carbonell: vuelve a agarrar el micrófono sobre un escenario rodeado por sus músicos de siempre.

¿Quién es ese viejo?

En realidad, el regreso no es sino una continuidad del que hicieron en el 2007 tras haber disuelto la banda en 1993, pero en esta ocasión hay novedades llamativas. “Tenemos un nuevo concepto: punk folklórico con toque pueblerino”, dice a cuento de las canciones inéditas, como ‘La siesta’, ‘Teruel, Teruel’ o ‘La zamorana’, que interpretarán en la turné y que formarán parte del próximo disco del grupo. Han pasado 35 años desde el debut de Los Toreros Muertos, pero no lo parece por su voz cantante: “Se me ha pasado volando, pero estoy tranquilo, porque de inquietudes y ganas de pegar pedradas ando como cuando tenía 10 años. Por las mañanas me miro en el espejo y me pregunto: ¿Quién es ese viejo?”, confiesa.