APRENDER A AHORRAR

¿Qué educación financiera se necesita en cada etapa de la vida?

Un buen conocimiento de las finanzas a nivel personal y empresarial permite estar empoderado económicamente

Cofidis apoya la formación financiera de los consumidores

Presupuesto doméstico

A lo largo de la educación obligatoria y postobligatoria damos muchas asignaturas. Algunas son obligatorias como Lengua, otras optativas como Cultura Clásica. Sin embargo, ninguna será tan universal como la Educación Financiera, teniendo en cuenta que una parte de las acciones que llevamos a cabo en la vida implican un intercambio económico y que nadie se salva de las obligaciones en cuanto a impuestos, por citar dos ejemplos. 

Aunque se imparte en Matemáticas, en muchos casos, se compatibiliza la educación financiera con las enseñanzas de cálculo y trigonometría y, en la mayoría de situaciones, no recibe toda la atención que merece en el currículo escolar. Así lo reflejan las cifras: según revela el informe PISA del 2018, los estudiantes españoles obtienen un rendimiento medio en competencia financiera. Con 492 puntos, el resultado es inferior al del promedio de los países que pertenecen a la OCDE (504 puntos). Los líderes del ranking son Estonia (547) y Finlandia (537).

La educación financiera es una herramienta básica responsable del progreso social, crecimiento económico y empoderamiento financiero. Es clave para gestionar las finanzas personales correctamente, desarrollar hábitos de ahorro, planificar gastos, afianzar la salud financiera y al fin y al cabo, entender cómo funciona la sociedad. También mejora la inclusión social y la calidad de vida de los ciudadanos. Su importancia es aún más latente en momentos de crisis financiera como el actual, en el que es vital contar con una buena educación financiera para poder sobrellevar las dificultades con el menor impacto posible. 

Educación financiera desde pequeños

El aprendizaje de esta materia empieza desde bien pequeños, tanto en casa como en la escuela. Las primeras lecciones que deben aprender los más pequeños son la cultura del ahorro y el funcionamiento del dinero, para que entiendan desde bien pequeños aprendan el valor de las transacciones económicas.

Una forma didáctica de hacerlo es convirtiendo las finanzas en un juego –pese a que bien pronto dejarán de serlo– para que los niños reflexionen en torno a la gestión de sus recursos, y ayudarles a marcarse pequeños objetivos para gestionar su dinero. Cada día plantea nuevas situaciones y oportunidades para ayudar los más pequeños de la casa a empezarse a construir su futuro. La responsabilidad no debe ser únicamente de los padres y madres, sino también de los abuelos y abuelas, familiares y amigos que de los niños y niñas.

Es necesario que los niños y niñas se responsabilicen de su dinero desde pequeños

También es conveniente dar a los niños y niñas una paga periódica para generar hábitos en cuanto al ahorro y enviarles a hacer recados de forma independiente a partir de los ocho o nueve años, para que de esta forma puedan empezar a responsabilizarse del dinero y a comparar en el proceso de compra, una de las estrategias básicas de ahorro. Estos gestos también mejorarán su autoestima y su capacidad de desarrollarse de forma autónoma. 

Los mayores avances en cuanto a la relación de los niños y niñas con la economía y las finanzas personales se producen a edades tempranas: entre los 6 y 11 años de edad los niños y niñas empiezan a disponer de un teléfono móvil propio, dedican una parte de su paga o sus ingresos al ahorro, adquieren el hábito de comparar y conocen los conceptos de cuenta corriente y préstamo.

El apoyo de la tecnología para los ‘millenials’

Durante la adolescencia y la juventud –ahora poblada por la generación ‘millenial' y ‘zennial’–, es cuando se adquieren los hábitos económicos en firme y se llevan a cabo prácticas financieras sólidas con los primeros trabajos, con el reto de pagar el alquiler por primera vez o contemplando el hecho de comprar una propiedad. A esta edad el teléfono móvil es un buen aliado para seguir desarrollando la educación financiera. Se convierte en una herramienta de aprendizaje, teniendo en cuenta las numerosas aplicaciones que ayudan a desarrollar la responsabilidad financiera y a superar las barreras de la falta de educación formal en esta materia. Hay una aplicación para todo, incluso para gestionar el dinero de la forma que queramos. 

Cuentan también con el apoyo de las principales entidades financieras españolas, que han desarrollado su propia aplicación para ‘trackear’ cada céntimo gastado e ingresado, acercando a las personas jóvenes a una correcta gestión de sus finanzas. A partir de las herramientas disponibles, en esta etapa de la vida es necesario aprender a hacer un presupuesto personal detallado, conocer los tipos de cuentas bancarias, el funcionamiento y el riesgo de los préstamos, créditos e hipotecas, los impuestos o las características de una factura.

Economía doméstica para adultos

Pese a que el dinero y la economía juegan un papel fundamental en la vida de los adultos, más del 40% de españoles no conoce nociones básicas sobre la cultura financiera como la inflación, el interés de una cuenta de ahorro o las características principales de un producto financiero. En consecuencia, muchos adultos no saben cómo administrar correctamente su dinero, no conocen la importancia del ahorro y no pueden llegar a fin de mes. Para empezar a adquirir estos hábitos y conocer más a fondo los principales conceptos que engloba la educación financiera, primero debemos prestar atención a nuestros gastos e ingresos, para gestionar de forma eficiente nuestras finanzas personales a través de un plan de gastos, por ejemplo, y entender los productos financieros que tenemos contratados como las cuentas corrientes o la hipoteca. 

El segundo paso es ahorrar. Para ello existen diferentes estrategias o fórmulas sencillas que podemos aplicar en nuestro día a día.

El portal vivemasvidas.com, de Cofidis, incluye consejos para ahorrar y tener una buena salud financiera

Entre ellas destaca Kakebo, una fórmula enfocada a tener las finanzas bajo control, alcanzar los objetivos de ahorro y tomar consciencia de los recursos utilizados a diario. Consiste en apuntar en una libreta los ingresos y gastos mensuales –incluidos los gastos hormiga– y dividirlos en categorías: supervivencia (gastos de vivienda, luz y alimentación); ocio y vicio (comidas fuera de casa, actividades deportivas, compras adicionales); cultura (libros, entradas de cine, clases); y extra y otros (regalos, imprevistos, por ejemplo).

A partir de la división sabremos exactamente a qué dedicamos nuestros ingresos y fijaremos metas de ahorro en consecuencia. Esta metodología parte de la base que no es necesario hacer cambios radicales para ahorrar, sino que consiste en una suma de pequeños esfuerzos. 

Para mejorar el conocimiento sobre finanzas Cofidis cuenta con el portal  vivemasvidas.com. Incluye contenido divulgativo sobre estilo de vida y gestión económica y herramientas y consejos para tener una buena salud financiera.