Los animales tienen el don de activar (casi siempre) la empatía en el ser humano. Es muy común recoger animales domésticos abandonados en las calles y llevarlos al veterinario para curarles y poder destinarles un hogar. Esta historia, sin embargo, no tiene siempre final feliz.

Una mujer inglesa ha protagonizado un caso inverosímil en Gales tras recoger del lateral de una carretera a un erizo, o por lo menos, eso le había parecido a ella. Se lo llevó a su casa y le ofreció comida de gato para que pudiera recuperarse. Y al pasar unas horas y observar que aquel animal no había comido nada, decidió acudir al veterinario para que analizaran a este ser vivo.

Según ha desvelado el periódico 'The Independent', esta mujer llevó al animal al Centro de fauna salvaje Lower Moss Wood Nature. "Era una señora de unos sesenta o setenta años, bien hablada y con buenas intenciones", ha declarado la veterinaria que la atendió.

"No lo tocó en absoluto: lo metió en una caja con comida para gatos y lo dejó en un lugar cálido y oscuro. Lo hizo todo muy bien. Apenas lo estuvo mirando porque no quería estresarlo", ha confesado esta veterinaria, que poco después tuvo que advertir a la mujer que lo que había encontrado era el pompón de un gorro.