Abro hilo

El saludo de los 'Brosbones', ni pandilleros ni masones

El apretón de manos de Juan Carlos y Elena, la lotería y el orgullo de un padre, protagonistas en las redes

El curioso saludo de padre e hija de la infanta Elena y el Rey emérito Juan Carlos / PI STUDIO

Del suburbio a la Zarzuela

Pocos saludos de tribu urbana tan poco esperados se han visto en los últimos años como el que regalaron a las cámaras el pasado miércoles el rey emérito Juan Carlos y su hija Elena. Parecían dos colegas de fraternidad universitaria norteamericana tras un largo tiempo sin verse, en vez de dos miembros de la familia Borbón. A las puertas de un restaurante de Madrid, donde la familia real celebraba el 60 cumpleaños de la infanta, primero se persignaron el uno al otro en la frente para empezar después con unos juegos de manos que serían la envidia de LeBron James y otros expertos de la NBA: choque de mano lateral de colegas, choque de mano más tradicional a baja altura, cruce de pulgares, agarrón de muñeca y dos golpecitos finales en la pechera ajena. Todo a la velocidad del rayo, muy de suburbio, muy profesional.

Como es lógico, el asunto ha sido la comidilla en los foros navideños, virtuales y no virtuales. Y enseguida se lanzaron hipótesis a las redes. Una de las que tuvo más éxito salió del entorno de Vox, que lleva meses descontento con el Rey Felipe, porque ellos querían que se hubiera olvidado de las funciones que le confiere la Constitución y hubiera acabado con sus propias manos con Pedro Sánchez, o algo parecido. Esta gente relacionó el saludo entre Juan Carlos y Elena con la masonería, que desde tiempos de Franco es una hermandad oscura estrechamente relacionada con otras como el comunismo o la conspiración judía universal. El propio entorno de las organizaciones masónicas lo desmintió con el hashtag #nocabeuntontomás.

Pero los expertos no ven más que complicidad familiar tras el saludo. Y en cuanto al alma proletaria que otros quisieron adivinar en el gesto, baste recordar que el restaurante frente al cual tuvo lugar el intercambio de muecas, el Pabú, tiene dos menús, y uno cuesta 110 euros por persona y el otro 150.