Con una mano en el bolsillo, como quien no quiere la cosa, Alberto Núñez Feijóo se acercó hasta el escaño de Pedro Sánchez para felicitarlo (reconocerlo) como presidente. Pero hasta que el líder socialista no alargó su brazo, el popular no sacó el apretón de manos de cortesía del bolsillo. La reticencia del gallego a reconocerle la victoria al adversario se hacía patente hasta en el gesto. Al acabar, rápidamente devolvió su mano derecha al fondo de su traje como si la tregua no hubiera existido. Minutos más tarde, Feijóo explicaba lo que le había advertido a Sánchez mientras lo saludaba: “Esto es una equivocación y usted será el responsable”. Ante tal augurio, el presidente optó por dar las gracias y levantar la cabeza (“lo que tú digas”). Por suerte, no se le escapó ningún “me gusta la fruta”. No puedo asegurar que no lo pensara, pero entre pensar y decirlo (aunque sea por lo bajini) va un trecho de educación y ejemplaridad. Porque aunque Isabel Díaz Ayuso sea capaz hasta de reivindicar y reafirmarse en su “me gusta la fruta”; ¿qué pasaría si a alguno de nosotros se nos ocurriera recurrir a una descalificación de este nivel en mitad de una reunión de negocios?
Política y moda
Los otros "me gusta la fruta" de la investidura
Isabel Díaz Ayuso junto a otros presidentes autonómicos del PP durante la primera sesión del debate de Investidura que se celebra estos días en el Congreso de los Diputados /
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